La historia del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, escrita por Robert Louis Stevenson, se interpreta de manera frecuente como la exploración psicológica de la naturaleza dual de los humanos, quienes tenemos esa capacidad de hacer el bien, pero también de obrar con maldad. Esta narrativa expresa el conflicto que genera la responsabilidad moral y que la distinción de la naturaleza de la bondad o la maldad, no siempre es clara para las personas.

La dualidad es el concepto que rige este relato y se entiende como la manifestación de dos características distintas en una misma persona, pero que a la vez, sumadas, reflejan su verdadera identidad. Por un lado el Dr. Jekyll es la representación de la amabilidad, afabilidad, bondad y responsabilidad, mientras que su “otro yo”, Mr. Hyde, refleja el lado malvado y egoísta, siendo esta una representación de lo que ocurre con multitud de individuos.

En la práctica clínica de quien escribe estas líneas (que ha incluido los sectores público y privado) es manifiesta esta dualidad en el comportamiento de multitud de galenos (y otros prestadores de servicios sanitarios) que en un ámbito (ya sea público o privado) tienen una forma de ser, de atender, de comunicarse y de trabajar, mientras que en el otro tienen una forma de conducirse completamente distinta, incluso antagónica.

Podemos poner algunos ejemplos: pasando del cirujano que en la institución pública difiere cirugías a la menor provocación, pero tiene una productividad más que notable cuando está en el hospital privado. Resalta el clínico que en el sector público no es capaz de indicar de manera adecuada en una nota estudios de laboratorio o gabinete, retrasando el ejercicio diagnóstico de colección de información, pero que en el ámbito privado ordena estudios a diestra y siniestra (porque además recibe comisión); o el que cita a sus pacientes de carácter público con tiempos alargadísimos entre cada consulta (a pesar de tener agenda disponible) pero en la “priva” es capaz de dar una consulta de 10 minutos y revaloración con programación casi inmediata. 

También está el directivo de institución pública que en su día a día promueve y exige “el apego a procesos” y “la seguridad del paciente”, pero al llegar a lo privado se salta todas las reglas y exige de manera necia no seguir las reglas, o el que manda a hacerle todos los estudios al paciente al sector público, pero programa el procedimiento definitivo en lo privado. 

Así multitud de individuos y multitud de circunstancias, que son manifiestas de esa dualidad en el comportamiento y proceder de algunos prestadores de servicios de salud.

Este no es un tema sencillo y quienes nos dedicamos a la atención de la salud podemos tener esa versión de Dr. Jekyll y su antagónico Mr. Hyde, por lo que vale la pena identificar y trabajar en los factores que contribuyen a que los profesionales de la salud se comporten de manera distinta en los sectores público y privado, que van desde la identificación de cargas de trabajo, horarios, volúmenes de pacientes, que al estar en imbalance pueden ser causa de estrés,  burnout y cansancio, afectando las actitudes, comportamientos y paciencia de los trabajadores sanitarios. 

De la misma manera la accesibilidad a recursos o equipamiento, que en un ámbito podrían ser de mayor limitación, se traduce en potencial frustración. La falta de incentivos (en especial la remuneración justa por la labor realizada y lo relacionado a desarrollo y prestigio profesional) también produce cambios en el comportamiento si es que esta deficiencia se genera en alguno de los dos sectores referidos. Así mismo, la sensación de pérdida de autonomía y control que puede presentarse en alguno de los dos ambientes, tiene un impacto negativo en la interacción con los pacientes.

Derivado de lo anterior se entiende que es todo un reto, no el eliminar la dualidad del ser humano, pero sí el de promover un comportamiento ético uniforme en los prestadores de servicios de salud. Labor que nos corresponde a todos. Sirva el presente escrito como un generador de reflexión.

 

Médico Patólogo Clínico. Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor de especialidad y promotor de la donación voluntaria de sangre.  

 

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