En la constante lucha del hombre contra la naturaleza los acontecimientos trágicos marcan la memoria y el destino de sus ciudades. Ya sea por el fuego, Londres o San Francisco; los movimientos telúricos, Lisboa o la Ciudad de México; o el agua, Venecia, Nueva Orleans y, por qué no, Irapuato. Aunque esta última, a más de 1.700 metros sobre el nivel del mar podría pensarse libre de este tipo de amenazas, había sobrevivido a lo largo de su historia, más como pueblo que como ciudad, los embates del agua. Sin embargo, como se pudo registrar en esta publicación del Archivo Histórico Municipal, la gran inundación del 18 de agosto de 1973, dejó una honda impresión en los irapuatenses que pervive aún en su imaginario. 

Por aquel entonces la población no superaba los 120.000 habitantes, que esperaban la llegada de lo poco que desbordara la presa del Conejo, pero no contaban con que ésta, al carecer de las especificaciones de un embalse moderno, fuera reventada por la fuerza de la corriente. Dicen que lo que no arrasó el Plan Guanajuato, lo hizo la inundación: una buena cantidad de casas de adobe y vecindades, al consumirse sus paredes bajo el agua, se desplomaron durante la tétrica noche del 18. Los relatos de los sobrevivientes, muchos refugiados en los tejados y pisos altos de las casas, están impregnados de horror ante el sonido de esos naufragios en medio de la oscuridad.  

El gran mérito de esta compilación consiste en respetar las voces de los participantes sin glosar o acotar sus testimonios, pues constituyen un valioso ejercicio de memoria colectiva. Que conjunta sus aciertos y errores. Por ejemplo, a pesar de las explicaciones de los investigadores sobre las causas reales de la inundación, persiste en la memoria de muchos la implicación de militares en la ruptura del bordo, que quizás se confunde con las voladuras que realizaron de algunas vías para permitir al agua continuar su curso y abandonar el centro de la ciudad. Otro de sus aciertos consiste en la inclusión de fotografías de la época de los protagonistas de las historias. Más allá de las fotos panorámicas del desastre, el elemento humano prevalece. 

Esta publicación podría ayudarnos a repensar la necesidad de que la presa del Conejo, a pesar de sus antecedentes, con una adecuada construcción y planeación pudiera volver a funcionar como una reserva de agua y parque para una ciudad que desde aquel desastre no ha cesado de crecer y desarrollarse. 

La edición, a cargo de Franco Segoviano, Emelly Barrón y Jorge Conejo, tuvo una tirada de 1.000 ejemplares que se agotaron durante las primeras tres horas de distribución. Para aplacar el ansia de historia de quienes no pudieron conseguir el libro impreso, el Archivo ha puesto a disposición de los lectores, en lo que se autoriza una reimpresión, la descarga gratuita a través de su página de Facebook. Historia e identidad urbana al alcance de todos. 

 

Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *