Algunas palabras de San Francisco 

“Donde haya discordia, que pueda traer la armonía, 

donde haya error, que pueda traer la verdad, 

donde haya duda, que pueda traer la fe, 

donde haya desesperación, que pueda traer la esperanza.

“Pueblo Inglés, como quiera que hayan votado, unámonos en la gran tarea del servicio y fortalecimiento de nuestra gran nación, de la cual estamos tan orgullosos”.

Margaret Thatcher en sus palabras iniciales ante la prensa al llegar a 10 Downing Street (Domicilio oficial de la primera ministra) (1979).

La primera primera ministra del Reino Unido, con su tradicional maestría política, acudió a la plegaria atribuída a San Francisco de Asís para enviar un mensaje de paz y esperanza a sus gobernados. Funcionó.

Buen arranque para sacar adelante a una nación atribulada por conflictos fiscales y el sentimiento de que el gran imperio se deshacía.

Al final de los setenta, Inglaterra tenía un malestar generalizado por el descontento de los sindicatos de los mineros del carbón; vivía la angustia del terrorismo por la guerra en Irlanda del Norte; sufría de un malestar económico crónico por falta de una visión clara del futuro. Ese clima permitió que una mujer austera, firme y de convicciones llegara al poder.

Thatcher, la hija de un abarrotero, llegó a poner orden a un país incendiado y polarizado. Su receta: más sociedad y menos gobierno; más empresa mediana y pequeña y menos dominio sindical; más respeto a la ley y menos tolerancia para la delincuencia.

Su receta para la economía era sencilla: neoliberalismo para empoderar a los emprendedores de pequeñas y medianas empresas. Quiso, desde el principio, tener disciplina fiscal para sentar las bases de una nueva forma de enfrentar los problemas sociales y económicos.

El inicio de su gobierno en 1979 fue difícil ante el creciente desempleo y la inflación. Todo era tormenta, sin embargo, al estilo de su antecesor Winston Churchill, nunca se dio por vencida y prevaleció frente a la adversidad.

Su destino es necesario compararlo con la circunstancia que vive Xóchitl Gálvez frente a los problemas que tendrá que enfrentar en los próximos meses, y tal vez, en los años que vienen al llegar a la presidencia de México.

Thatcher pudo llenar las lagunas de su conocimiento político con la ayuda de expertos asesores de su partido conservador; logró aprender rápido cuál era su papel en la historia como la primera mujer en llegar al cargo de primera ministra de su gobierno parlamentario.

Acontecimientos donde no se dobló fueron durante la larga huelga de más de un año de los mineros del carbón entre 1984 y 1985. Nadie imaginaba que hubiera alguien tan fuerte de carácter para no acceder a quienes querían secuestrar su mandato con peticiones imposibles de cumplir.

Antes, cuando los líderes presos del IRA (Ejército Republicano Irlandés) se fueron a huelga de hambre (1981). Fallecieron. Thatcher se mantuvo.

Otro episodio donde afianzó su poder y ganó la simpatía de todos los ingleses fue al responder la agresión Argentina en las islas Malvinas (1982). Cuando algunos dudaban de enviar la flota imperial a liberar ese territorio ventoso y casi vacío de Sudamérica,  “La Dama de Hierro” no dudó en poner en su lugar al ejército argentino liderado por un general oportunista llamado Leopoldo Galtieri.

¿Qué haría Xóchitl Gálvez con toda la adversidad posible, si llega a ganar las elecciones? Es un tema para platicar en otra perspectiva. (Continuará). 

Gsz

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