Nueva York.– A medida que la campaña de 2024 se vuelve más clara, el frenesí habitual da paso a una sensación de inevitabilidad.
Entre los republicanos, Donald Trump domina las primarias al superar a rivales con currículums como gobernadores, diplomáticos y empresarios que normalmente resultarían convincentes. El expresidente mantiene su fuerza a pesar de -o quizás debido a- múltiples acusaciones penales que amenazan con eclipsar cualquier debate serio sobre el futuro del país. Y por ahora, las decenas de millones de dólares que los rivales invierten en la campaña no han servido para reducir la ventaja de Trump, lo que alimenta preocupaciones entre sus detractores republicanos, que temen que las primarias esencialmente hayan terminado antes de comenzar.
Mientras un favorito problemático refuerza su control de la candidatura republicana, el presidente Joe Biden se encamina hacia la victoria del lado demócrata. El mandatario de 80 años enfrenta únicamente a una oposición simbólica para la candidatura demócrata, a pesar de las preocupaciones sobre su edad y desempeño por parte de muchos dentro de su propio partido.
Guste o no a los votantes, un nuevo enfrentamiento entre Trump y Biden podría asomar en el horizonte, lo que plantea la perspectiva de una temporada electoral profundamente incierta que sólo intensifica la división política de la nación. Trump ya se está saltando los debates presidenciales de su partido, y sus comparecencias ante los tribunales a veces llaman más la atención que los actos de su campaña. Y Biden apenas ha comenzado a hacer campaña mientras lidia con los cuestionamientos sobre su edad y los problemas legales de su hijo.
Simplemente, no puedo imaginar que las cosas cambien de manera notable. Entonces, parece que el pasado es un prólogo, expresó en una entrevista Gavin Newsom, gobernador demócrata de California, quien elogió el historial de logros de Biden, pero advirtió a su partido que no subestime la fuerza política de Trump.
Newsom dijo que las críticas a Biden por su edad “se corresponden con las reglas del juego y la Casa Blanca lo sabe”.
“Pero si la edad es igual a los resultados”, continuó, “espero con ansias que llegue su cumpleaños 85”.
Del lado republicano, aumenta el temor entre algunos donantes y líderes del partido que esperaban que los votantes conservadores dejasen atrás a Trump dado el ataque del 6 de enero al Capitolio que él inspiró y a sus graves problemas legales.
“Un nuevo enfrentamiento entre Trump y Biden sería un desastre para el país. Estoy muy deprimida por eso”, dijo Bobbie Kilberg, una destacada donante republicana que apoya a Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey. Agregó que es “aterrador” que tantos votantes de su partido todavía apoyen al expresidente. “Me niego a creer que Trump sea nuestro candidato inevitable”.
Hay tiempo para que cambie el panorama de 2024.
Quedan cuatro meses antes de que se emitan los primeros votos en asambleas de Iowa y falta más de un año para las elecciones generales. Además, la historia reciente tiene muchos ejemplos de candidatos ignorados y aparentemente superados que demostraron que la sabiduría convencional estaba equivocada. Tanto Trump como Biden se encuentran entre ellos.
También hay variables significativas.
El aborto aún complica las elecciones -incluso en bastiones del Partido Republicano como Kansas, Kentucky y Ohio- en la medida que los votantes rechazan los esfuerzos republicanos por restringir el acceso al procedimiento. Una reacción negativa mayor es posible a medida que los tribunales revisen el acceso a una píldora abortiva de uso común.
Y Trump enfrenta 91 cargos por delitos graves en procesos penales que se desarrollan en Washington, Nueva York, Miami y Atlanta. Abarcan todo, desde su manejo de información clasificada hasta sus esfuerzos por revocar las elecciones de 2020 y el arreglar pagos para mantener callada a una actriz porno.
El expresidente podría ser un delincuente convicto antes de que se decidan las elecciones generales del próximo noviembre. Aun así, los líderes del partido -incluida la mayoría de sus oponentes republicanos en las primarias- han prometido apoyarlo, incluso si lo declaran culpable. Y nada en la Constitución impide que un criminal asuma la presidencia.
Los líderes de ambos partidos están dispuestos a pasar por alto los riesgos.
Quentin Wathum-Ocama, presidente de Young Democrats of America (Jóvenes Demócratas de Estados Unidos), admite que los votantes jóvenes no están muy entusiasmados con otro enfrentamiento entre Trump y Biden, pero espera que la candidatura polarizadora de Trump dé a los demócratas la energía que Biden no puede.
“Sí, la gente quiere una generación más joven de políticos. Siempre hemos hablado de Joe Biden —incluso él mismo lo ha dicho— como una figura de transición en nuestra vida política”, dijo Wathum-Ocama. “Por mucho que veamos que la gente, por cualquier motivo, pueda no estar entusiasmada o lo que sea, para mí lo que significa es que la democracia está en juego”.
Prácticamente sin excepciones, los funcionarios demócratas en el Congreso y en estados clave se manifiestan públicamente en apoyo de la reelección de Biden.
El senador de Vermont, Bernie Sanders, el rival más fuerte de Biden en las primarias demócratas de 2020, respaldó la candidatura para la reelección de Biden horas después de que fuera anunciada esta primavera. Biden reclutó a otros posibles rivales para su consejo asesor nacional. El grupo incluye a Ro Khanna, representante demócrata por California; J.B. Pritzker, gobernador de Illinois, y Newsom, en California.
Los republicanos se han deleitado al sugerir que Newsom planea lanzar un desafío en las primarias contra Biden, algo que el gobernador de California ha descartado reiteradamente. Eso incluso mientras Newsom insinúa la posibilidad de un debate de gran repercusión contra Ron DeSantis, gobernador de Florida, quien se encuentra entre los principales rivales republicanos de Trump.
Mientras tanto, en una muestra de confianza, la campaña de Trump ya ha comenzado a girar hacia un enfrentamiento contra Biden en las elecciones generales.
Su equipo dice que actualmente planea saltarse todos los debates presidenciales republicanos tras percibir pocas consecuencias por saltarse el primero el mes pasado. DeSantis, antes considerado una amenaza poderosa, ha tenido dificultades para estar a la altura de las expectativas.
Las relaciones de Trump a lo largo del partido y su maquinaria política expansiva han hecho que a otros les resulte extremadamente difícil abrirse paso.
“El presidente se beneficia de haber liderado el partido durante los últimos ocho años”, dijo Brian Jack, director político de Trump.
Gsz