El Movimiento Regeneración Nacional, Morena, ha sido una fuerza política creciente y dominante en México durante la última década; esto debido en gran parte a la figura carismática y el liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Con su salida de la Presidencia, se plantea la pregunta crucial es cómo esta fuerza política continuará su camino hacia el futuro.
Morena nació como una respuesta a la creciente insatisfacción de los mexicanos con los partidos tradicionales y su percepción de corrupción e ineficiencia. López Obrador se convirtió en el rostro de esta nueva esperanza política y en 2018, fue elegido presidente con un mandato abrumador. Durante su presidencia, ha mantenido una abultada base de seguidores y una alta popularidad. Ha sido el líder indiscutible de Morena.
Pero la política es efímera y López Obrador no podrá permanecer en el poder indefinidamente. Su mandato está programado para concluir en 2024, lo que plantea desafíos significativos para Morena en términos de liderazgo y capacidad para mantener su preeminencia electoral. El futuro de Morena, después de López Obrador, dependerá en gran medida del liderazgo de Claudia y de la capacidad del partido para encontrar y promover nuevos líderes que puedan mantener unida a la base de apoyo y avanzar en su agenda política. 
Algo que sería determinante para el futuro del Movimiento es cuidar el riesgo de fragmentación o grietas internas: Es probable que surjan luchas intestinas por el liderazgo en Morena una vez que López Obrador deje el cargo. Diferentes facciones dentro del partido pueden tener visiones divergentes sobre el camino a seguir. La capacidad de Claudia para mantener la unidad será crucial para su éxito. Sin la figura dominante de López Obrador, es posible que los líderes regionales dentro de Morena se confronten y hagan extensiva sus filias y fobias al ámbito nacional.
Morena deberá buscar líderes más jóvenes y frescos que puedan conectar con una audiencia más amplia y representar a la próxima generación de votantes. La juventud y la innovación en el liderazgo pueden ser cruciales para mantener la relevancia del partido. La política es dinámica y debe ajustarse a cambios en los diferentes estratos sociales. Así, Morena tendrá que ser flexible y adaptarse a nuevas realidades políticas y sociales para mantener su atractivo para los votantes.
El futuro del liderazgo en Morena, en ausencia de López Obrador, es incierto si el partido no logra superar los desafíos de la fragmentación interna, si no promueve nuevos liderazgos y se adapta a un entorno político dinámico; de lograrlo, seguramente seguirá siendo la fuerza predominante en México. 
¡Hubo humo blanco! Y la elegida para coordinar los comités de defensa de la 4T es Claudia Sheinbaum, luego de haber ganado el proceso interno. Según el promedio de cinco casas encuestadoras, Claudia consiguió el 39.4 % de votos, mientras que Marcelo Ebrard obtuvo un segundo lugar con el 25.6 %. La diferencia de 13.8 puntos es insalvable.
No fue una sorpresa, Sheinbaum lideró las encuestas desde antes del inicio del proceso interno. Ante gobernadores y corcholatas, el Presidente  entregó el bastón de mando de la 4T a la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México y reiteró “todo su apoyo a Claudia”. 
Ebrard perdió y Claudia ganó, sin duda alguna, según 12 mil encuestas y cinco casas encuestadoras. Es importante señalar que no fue una elección, con votos, fueron encuestas. Marcelo señala: “Que él no habla de fraude, sino de inequidad.” Es sorprendente que un hombre inteligente y con la experiencia de Marcelo, no se haya percatado, como los demás participantes, que era muy difícil vencer a la candidata del Presidente; además, el hecho de haber aceptado las reglas del juego, cuando ya Claudia les llevaba mucha ventaja por el apoyo presidencial, habla que todos tenían plena consciencia de la realidad. Claro que hubo inequidad, pero desde el arranque, Claudia llevaba mucha ventaja en tiempo y por el cobijo del Presidente, pero todos lo sabían, no son ingenuos…
Marcelo está a punto de escribir su propia historia. Recordemos que él no es fundador de Morena, apenas se inscribió en el 2022 y por lo pronto, ya bajó la cortina en la 4T, ya no tendrá aceptación dentro del Movimiento. Está cometiendo el mismo error que cometió su mentor Camacho Solís, cuando este no asimiló que fuera Colosio el bendecido.  Se salió del PRI para fundar un partido, que no fue más que el principio de derrotas y fracasos hasta su muerte. 
Marcelo corrió la misma suerte que su mentor; además, tuvo que irse de México, AMLO lo rescató del exilio y lo hizo Canciller y precandidato. Así es la política, una cosa es el juego del partido y la otra es el juego personal. La soberbia mata inteligencia, sería la tumba política de Marcelo sumarse a MC, en ningún otro lado vale más que en Morena. ¡Ebrard escribirá su propia historia!

 

RAA

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