Xóchitl Gálvez sabe que su campaña presidencial está estancada. No parece preocuparle. Tampoco al grupo de mayor confianza que la asesora y diseña la estrategia. Tienen una explicación: la candidata no ha tenido tiempo de pensar. La aspiración presidencial la tomó por sorpresa, fue casi una reacción de botepronto que terminó teniendo éxito.

Pero una vez que tuvo la candidatura en la bolsa y fue ungida en el Ángel de la Independencia, las reacciones de botepronto siguieron siendo la norma en su campaña. Desorganizados, sin coordinación en el mensaje entre la candidata, los partidos y sus principales figuras. Muy mala señal que el coordinador de la campaña, Santiago Creel, se haya ido de vacaciones, aun cuando ha argumentado que se conectó todos los días por Zoom y que estaba “ausente, pero presente”.

No fue poco logro que Xóchitl y los suyos consiguieran tomar el timón del barco opositor. No fue poco logro que un barco que todo mundo veía hundiéndose, haya sido puesto a flote. Pero el barco sigue sin ruta de navegación.

Entre el equipo cercano a Xóchitl Gálvez explican que la campaña se estancó porque la senadora panista no había tenido tiempo para sentarse con su equipo, diseñar planes, estrategias, propuestas, y relanzar la campaña con otro tono. Hacerla de ingeniera, pues. Ingeniera de la campaña. Y aseguran que eso sucedió este fin de semana en una encerrona. El equipo compacto de la futura candidata presidencial opositora tuvo un encuentro largo para buscar salir del estancamiento.

Cuentan que de esa junta salieron estrategia, mensaje, organigrama, renovación en el equipo, la integración de un coordinador operativo de la campaña que se mueva a nivel de cancha y complemente los amarres políticos y partidistas que pueda hacer Creel en la calidad de coordinador de campaña. Una de las primeras conclusiones fue abandonar la confrontación directa con López Obrador y poner en la mira a Claudia Sheinbaum. Contra ella es la campaña, a ella tiene que ganarle, no a él, él ya se va. Consideran que, en ese duelo, la senadora tiene muchas más posibilidades que en un agarrón directo con el presidente.

En el cuarto de guerra de Claudia Sheinbaum quieren justo lo contrario. Que en el imaginario colectivo la contienda sea Xóchitl vs. AMLO. Volver la sucesión presidencial una especie de referéndum sobre la gestión de López Obrador. Porque en el cara a cara Claudia vs. Xóchitl se sienten mucho más vulnerables. Por ello han intentado que la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México pase casi desapercibida -su poco atractivo en el templete abonan en esta dirección- y que los espacios los ocupe el presidente AMLO, como si el candidato fuera él. Tiene todo el sentido del mundo: las encuestas -en mayor o menor medida- marcan una ventaja cómoda a favor de Sheinbaum que ella tiene que estar concentrada en administrar, en no perder. El reto lo tienen en la esquina de Xóchitl Gálvez. Veremos si lo logran.

 

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