Fue detenido en Delano, California, por marshalls del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, el hombre al que se acusa de haber coordinado a la célula de ejecución que el 15 de diciembre de 2022 estuvo a punto de asesinar al periodista Ciro Gómez Leyva: Armando Escárcega Valdez, a quien llaman “El Patrón”.
El 31 de diciembre, dos semanas después del atentado, agentes de investigación de la fiscalía de la CDMX lo tuvieron a la vista en un Toks de Tepotzotlán. Había llegado a reunirse con el grupo de ejecutores, con quienes conversó a lo largo de tres horas.
La noche del atentado, cámaras del C5 siguieron la ruta de los agresores hasta las puertas de un fraccionamiento de la colonia Santa Anita, en Iztacalco. Imágenes obtenidas en cámaras de seguridad los mostraron conversando en círculo. Acababan de deshacerse de los vehículos que habían empleado.
Los investigadores identificaron a varios miembros del grupo, una célula dedicada al sicariato, la extorsión y el narcomenudeo, cuyo radio de actividad abarcaba las alcaldías de Iztacalco y Venustiano Carranza. En el círculo estaba el autor de los disparos, Héctor Eduardo “N”, alias “El Bart”.
Lo acompañaban “Pool” Pedro Gómez, Israel Jiménez, alias “El Yeye”, Juan Antonio Cisneros, alias “El Dedotes”, así como Erick Hazael Ramos y Sergio David Berlanga.
El 22 de diciembre el teléfono de Pool Pedro fue intervenido. Se le oyó hablar de una reunión en Tepotzotlán. El 31 de diciembre, a las 10 de la mañana, en un Audi y un Aveo, cuatro de los participantes en el atentado se reunieron en un Toks de la México-Querétaro.
Los agentes encubiertos que los seguían los vieron sentarse en una mesa. Según el reporte que más tarde dio a conocer la periodista Miriam Moreno, al Toks entró un sujeto al que se dirigieron como “El Patrón”, quien les dio las gracias por asistir y les dijo que la reunión era “para felicitarlos a todos ustedes”.
¿Felicitarlos por haber fracasado en el atentado? Es uno de los cientos de puntos extraños que hay en la investigación.
El reporte agrega que “Pool Pedro” y otro de los involucrados, “El Yeye”, se levantaron al baño, que un agente los siguió y les escuchó hablar “del jale del periodista”: “Pero ese pendejo del Bart a poco no se dio cuenta que era blindada esa madre”.
El grupo conversó hasta las 13:40. A esa hora todos se retiraron. “El Patrón” abordó una camioneta Grand Cherokee con placas de Oaxaca: los agentes los siguieron a todos… menos a él.
Al “Patrón” solo lo tuvieron en la mira hasta que se dirigió a unas bodegas cercanas y se reunió con una mujer a la que le entregó una bolsa.
¿Por qué lo dejaron ir si a solo dos semanas del atentado habían tenido frente a la nariz al presunto coordinador del grupo de ejecutores? Es uno de los grandes misterios del caso Gómez Leyva.
Unos días más tarde, cuando las autoridades catearon 12 domicilios y cayeron 11 de los integrantes de la célula, la policía encontró la camioneta Grand Cherokee en una casa de Lindavista. Ahí había cuatro pasaportes a nombre de Armando Escárcega y una libreta con pagos de nómina en el que aparecía el nombre de “El Bart”.
Según las investigaciones, los participantes en el atentado fueron a refugiarse en una casa de seguridad, ubicada en Tangancícuaro, Michoacán, la cual era propiedad de “El Patrón”. Las intervenciones telefónicas revelaron que “El Bart” no había cobrado los 150 mil pesos que le ofrecieron por el asesinato del periodista. En una comunicación con “El Yeye” hizo el relato brutal de la forma en que su jefe le habría ordenado asesinar al “Deybis”, el cómplice que condujo la motocicleta la noche del atentado, por haber “fugado información”: “No quiero babosadas, tú tienes entrenamiento, ¿por qué no lo has hecho?”.
“El Bart” relató que buscó un lugar solitario en los alrededores de Tepeji del Río: “No la hagas de pedo, carnal, te tengo que dar unos piquetes”. Luego le clavó tres veces un puñal en la garganta.
En la audiencia, los detenidos afirmaron que “no se iban a ponchar” y guardaron silencio. Según las autoridades, en el reclusorio se han presentado como integrantes del Cártel Jalisco y han confesado que en caso de hablar incluso sus familias pagarían con sus vidas.
En junio de este año, Ciro Gómez Leyva declaró: “Medio año después nos encontramos esencialmente en el mismo lugar en que estábamos el 15 de diciembre”.
Había entonces 13 detenidos y ninguna explicación.
Acaba de caer, no el autor intelectual, sino el coordinador del atentado, el hombre que pagó al grupo y supuestamente puso a su disposición casas de seguridad y droga.
Desde enero pasado había cruzado la frontera, moviéndose hacia el norte de California. Fue detenido en casa de familiares en línea paterna. Es egresado de la UNAM, trabajó en varios despachos de abogados e ingresó una vez al reclusorio, acusado de extorsión.
Es el eslabón central del caso Gómez Leyva. ¿Hablará “El Patrón”?
@hdemauleon