No gusta nadita, y hasta preocupa mucho, detectar en el Presidente de un país democrático (en vías de extinción), como México, rasgos de sadismo, de crueldad burlona, o de lo que los psicólogos alemanes bautizaron como “schadenfreude”, que libremente traducido al castellano significa el placer derivado del sufrimiento, fracaso o infortunio de otros.

Se considera que hay, básicamente, tres tipos de “schadenfreude”: agresivo, rivalitario y justiciero. Tienen mucho que ver con el resentimiento, el resarcimiento de daños percibidos o el sentido de que un mal (real o imaginario) fue castigado. Usualmente este “delectatio morosa” (ligado estrechamente al sadismo) está relacionado con la ENVIDIA, que comúnmente alguien de baja autoestima sentiría por una persona más exitosa, de mayor rango o poder.

En el caso del DESPOJO, del robo vil, perpetrado por los Diputados de Morena contra los trabajadores del Poder Judicial de la Federación, en casi todas sus expresiones el Emperador Lopezuma se muestra burlón, despreciativo, cínico, al referirse tanto a los empleados del PJ como a los ministros de la SCJN y los jueces. Dice que “no trabajan”, que deberían manifestarse para que “les dé el sol, jajajajaja” y así ad nauseam.

Dirán que esta lectura es poca cosa comparado al tamaño del ATRACO, de la violación a preceptos constitucionales como la división de Poderes, o al hecho de que al extinguir los fideicomisos del Poder Judicial se efectúa una expropiación inconstitucional de bienes ajenos, esto es, fondos de los TRABAJADORES del PJ y NO DE LOS MINISTROS como afirma el Tlatoani de Macuspana.

Y sí, cuando hablamos de la violación del principio democrático y republicano de la división de Poderes, el estado anímico/psicológico de quien lo ordena pudiera parecer algo trivial. Es nuestra hipótesis, sin embargo, que el deleite que exhibe el macuspano de ver a sus “adversarios” de la SCJN, que no se plegaron a sus caprichos ilegales, sufrir por el despojo y el desmantelamiento económico del Poder Judicial, INDICA una psique peligrosa, que parece carecer de equilibrio.

Sopesen lo siguiente: el Señor de Macuspana no gobierna México, pues a ÉL LO GOBIERNAN sentimientos profundos de resentimiento, imaginarios o reales, que lo orillan a tomar decisiones oficiales que surgen de sus TRAUMAS y NO de la búsqueda del mayor bien nacional. Las órdenes no las da él, las dan sus traumas, generando la humillación que les causa a los demás un sentimiento interno de gusto por haber logrado “ponerlos en su lugar”.

Al hacerlo inventa, trata de justificar, incluso miente o exagera, cuando pretende legitimar su invasión a la autonomía del Poder Judicial afirmando que les quita sueldos estratosféricos a los ministros. Esto siendo falso, el dinero del que se pretende apoderar es de los TRABAJADORES del Poder Judicial, NO DE LOS MINISTROS.

Sin embargo, lo afirma a sabiendas de que es mentira, riéndose, olvidando que al saciar sus resentimientos, DESTRUYE la INSTITUCIÓN del Poder Judicial, pisotea la Constitución, se MOFA de la división de Poderes, lo cual -se le nota- le genera una gran alegría.

¿Es éste el comportamiento de un estadista? De un hombre que representa a toda una Nación, compleja, mixta, mosaico de creencias, etnias, ideas, educación, habilidades y desempeño. ¿En dónde quedó el RESPETO por los demás, ya no digamos los Poderes, sino SERES HUMANOS, o por las instituciones y los principios democráticos?

Surgen de esto interrogantes que nos hielan la sangre: ¿pensará y se comportará igual -de llegar a la Presidencia- su delfina, quien es fecha no difiere ni una coma de los dichos y hechos de su jefe? ¿Sufre acaso de los mismos traumas y resentimientos, y siente ella tan intensamente como su mentor el “schadenfreude”?

¿Será alguien que liderará con el ejemplo, que sentará estándares muy altos e impecables de comportamiento en el liderazgo nacional y respetará las leyes y a los demás, coincidan o no con ella? Parece poco, pero en realidad LO ES TODO.

 

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