Deja de culpar a los demás. ¡Detente! Deja de ver por la ventana y mira en el espejo”.
Eric Thomas
No, señor presidente, se equivoca. Ayer atribuyó nuevamente una masacre, de esas que ya no existen, al consumo de drogas. Al igual que con los estudiantes de Celaya, esto es falso. No hay indicación de que los jóvenes acribillados en la exhacienda de San José del Carmen en Salvatierra hayan consumido drogas. Una vez más usted está criminalizando a las víctimas.
“Hay regiones donde sí existe más consumo de drogas. Hay más violencia y más homicidios, y hay que ver por qué en Guanajuato aumentó el consumo, que no es lo mismo que en Jalisco, ya no hablemos de Oaxaca o de Yucatán –declaró usted ayer–. Guanajuato requiere de un trato especial, lo hemos venido diciendo, ya son varios casos así y es un problema, yo considero, estructural, de fondo, algo que se dejó crecer por distintas circunstancias, factores. Incluso es más el consumo en esa zona de Guanajuato que en Michoacán o que en Sinaloa”.
Lo mismo dijo usted tras la matanza de los estudiantes de la Universidad Latina de Celaya, pero fue una equivocación o una mentira. Los testimonios señalan que se trataba de jóvenes de buena conducta. Las necropsias no mostraron que hubieran consumido drogas. Los padres le exigieron una disculpa. “El señor habló sin elementos, los revictimizó -dijo Fabiola Mateos, madre de dos de los jóvenes, y tía de otro–. No entiendo cómo la máxima autoridad de la nación hace eso”.
Pero usted no solo no ha ofrecido esa disculpa, sino que ha criminalizado en un nuevo caso a las víctimas. Aunque reconoce que no tiene información sobre lo ocurrido en Salvatierra, porque lo está investigando la fiscalía estatal, señala como posible causa el consumo de drogas. Esto me hizo recordar que el 26 de febrero de 2020 usted declaró que “60 por ciento de los asesinados en enfrentamientos se demuestra que están bajo los efectos de drogas o de alcohol, pero fundamentalmente de drogas”. Pero perdone, yo tengo otros datos.
Para empezar, no hay información pública sobre cuántos homicidios se realizan bajo los efectos de drogas. Tampoco tenemos datos actualizados sobre consumo, porque usted impidió que se llevara a cabo la Encuesta Nacional de Adicciones de 2022. Afortunadamente ya permitió el inicio de la hoy llamada Encuesta Nacional de Salud Mental y Adicciones (Enasama), en la última semana de octubre, pero nuevamente la suspendió el 15 de diciembre, porque “durante estas fechas suele incrementarse el consumo de alcohol y de otras sustancias producto de las fiestas y la convivencia social”. Supongo que quiere que las cifras sean tan bajas como se pueda. Lo bueno es que la encuesta se reanudará el próximo 1 de febrero.
Sin embargo, la última encuesta de adicciones, la de 2016-2017, colocaba a Guanajuato, con un consumo de 9.6 % de drogas ilegales, abajo del promedio nacional de 9.9 por ciento. El estado con mayor consumo era Jalisco, que usted dijo ayer no tenía ese problema, con 15.3 %, seguido de Quintana Roo, con 14.9, Baja California, 13.5, Nayarit, 12.3, Querétaro, 12.1, y Colima, 12. No hay correlación entre esta lista y la de estados con mayor tasa de homicidios, que según el INEGI fueron en 2022: Colima, con 113 por cada 100 mil habitantes, Zacatecas, 87, Baja California, 70, Guanajuato, 68, y Morelos, 57.
No hay pruebas de que las víctimas de Salvatierra hayan consumido drogas. “Conocía a algunos jóvenes y eran jóvenes de bien”, me dijo ayer el alcalde Germán Cervantes Vega. El problema, señor presidente, es que usted no se preocupa siquiera por revisar la información disponible. Prefiere criminalizar a las víctimas. Y no estoy de acuerdo.
Bendiciones
Es un avance, pero insuficiente. Ayer el Vaticano dio a conocer que permitirá la bendición de parejas del mismo sexo, o “en situación irregular”, pero nunca “con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”. No hay razón para estas restricciones, ni para mantener la prohibición del matrimonio de personas del mismo sexo.
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