Hace más de cuarenta años recibí un mensaje de felicitación que decía “deseo para ustedes salud, amor y dinero, pero más de lo último para disfrutar los otros dos”. Pues bien, para el 2024 eso es lo que yo quiero para las personas que alguna vez me han leído y para las que continúan haciéndolo.

Habiendo expresado mis deseos de Año Nuevo continuamos con los aconteceres de nuestro México querido. En este año en el que tendremos campañas y elecciones presidenciales cuyo resultado definirá el rumbo del país, hay que tener definido y bien claro lo que queremos y lo que no queremos. No hay espacio para dudas, decepciones, negativismos, depresiones y tonterías. Por eso me sorprendió grandemente la columna de Guadalupe Loaeza de hace unos días titulada “Para Xóchitl”. Ahí la escritora vierte su desencanto por la candidata del Frente Amplio por México conformado por PRI, PAN y PRD, pero más que nada y muy importante por ciudadanas y ciudadanos inconformes con este gobierno cada vez más autoritario y destructor de instituciones.

La señora Loaeza ha perdido la esperanza y está decepcionada porque Xóchitl no ha levantado en las encuestas y la candidata de Morena y su coalición le lleva ventaja. Por tal motivo, propina descalificativos a Xóchitl y se lamenta de que ella y sus amigas no saben qué hacer ya que la candidata en la que pusieron su esperanza las tiene de “capa caída”. Aquí es donde hay que decir: “Xóchitl tal vez no representa el 100% de lo que quiero, Claudia Sheinbaum sí representa el 100% de lo que ya no quiero”. Frase ya famosa en memes para ubicar a quienes no entendieron que la magia de Xóchitl la hacemos nosotras y nosotros que somos la ciudadanía. La misma Xóchitl dijo no poder sola. Ofender y criticar negativamente a la única esperanza que tenemos para impedir que esta destrucción continúe no es el camino. Las críticas deben ser propositivas y seguir motivando e invitar a la unión. No dejarse vencer y contagiar pesadumbre ¡Esos lamentos no ayudan en nada!  Lo que hay que hacer es organizarse en pequeños grupos e inventar actividades que promuevan a Xóchitl.

Tan sencillo como decidir si queremos dar manga ancha al poder presidencial permitiendo que haga lo que quiera, apoyándose a veces con encuestas ficticias para simular participación ciudadana y hacerle creer al pueblo que manda, o queremos limitarlo con el contrapeso de la Constitución. Limitar ese poder significa que la Comisión Nacional de Derechos Humanos proteja a la ciudadanía de abusos de poder por parte del gobierno, que el INE permanezca independiente y no como parte del organismo gubernamental favoreciéndose a sí mismo, que la Suprema Corte de Justicia no se acomode a designios del presidente y continúe trabajando por los derechos y libertades de las y los mexicanos. Si estás en contra de que quien presida el gobierno decida todo, controle todo, maneje todo y reste autonomía, libertad y participación a la ciudadanía, tu candidata es Xóchitl. Todavía estamos a tiempo para que el país no se convierta en un reino de súbditos que agachan la cabeza y estiran la mano.                                           

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