Hace seis años, el delfín del por entonces gobernador Miguel Márquez Márquez ante los problemas de inseguridad que aquejaban al estado nos presentaba una solución de corte analógico: un golpe de timón. El viraje que regresaría la tranquilidad al estado de Guanajuato de la mano de la tecnología e instituciones que velan por todos los ciudadanos. El giro fue de 360 grados, es decir, quedamos en el mismo lugar de dónde partimos: las mismas estadísticas delictivas, la misma tripulación: fiscal y secretario de seguridad pública incluidos. Eso sí, un mayor gasto presupuestal y mayor endeudamiento del estado (que según los encargados del tesoro público tiene mucha más capacidad para seguirse endeudando). 

Iniciamos el 2024 con un slogan similar, a cuenta del dedazo de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo. De raigambre más bien digital, Un nuevo comienzo, me recuerda el chiste del ingeniero de sistemas que ante cualquier desperfecto en los equipos de computación pide siempre que uno los apague y vuelva a encender; la novedosa fanfarria, repetida hasta el cansancio en la publicidad parece conminarnos a olvidar los últimos 18 años, por lo menos, para reiniciar en el mismo punto con el mismo “aparato”. 

Y es que nada parece haber cambiado en este abrir y cerrar de ojos sexenal: en diciembre pasado la masacre en Salvatierra donde la FSPE y la policía municipal fueron simples espectadores y que fue la número 22 del 2023; precedida por otra en Celaya de jóvenes estudiantes de medicina; y complementada a inicios de este año con bloqueos e incendio de vehículos alrededor de Celaya y el cobarde asesinato de Felipe Jiménez Sánchez, un bombero que contravino la actitud oficial e intentó a toda costa cumplir con su deber. En medio de las fiestas de fin de año y vacaciones, el mismo silencio por parte del gobernador cuya agenda discurre en los terrenos de la mente-sobre-factura sin importar lo que suceda a la población. 

Ante esta sociedad deprimida, en el sentido de Han, bombardeada hasta el cansancio con mensajes positivos sobre la grandeza del estado, su sistema de salud de primer mundo y empoderadoras tarjetas rosa, ¿cómo no pedir a los esperanzados votantes borrón y cuenta nueva para refrendar a los mismos por seis años más? ¿Por qué no hablar de un nuevo comienzo?

Mejor mirar hacia otro lado, dejar los mismos temas pendientes cuando el tiempo sigue apremiando: las múltiples cabezas que surgen de la inseguridad, como la extorsión y el narcomenudeo ante la impunidad aún reinante; la crisis hídrica producto de un desarrollo desbalanceado y el cambio climático, por sólo mencionar dos ejemplos. 

La invitación a volver a empezar no sólo parece un mal chiste y una irresponsabilidad, apela al conformismo que mantiene a la sociedad guanajuatense anestesiada ante todo evento, gobernada por un partido elitista que mueve sus cartas como si fuera partido único, que ni siquiera se preocupa por reclutar militantes, pues datos revelados la semana pasada indican que hasta el PRD, prácticamente inexistente en Guanajuato, tiene más afiliados en su padrón que el PAN estatal.

Si bien comenzamos este año electorero con muchas expectativas, pareciera que los resultados están perfilados desde hace meses. Las encuestas dan por ganadoras con amplia ventaja a las punteras tanto nacional como estatal. Sin embargo, quedan meses de por medio y lo insospechado podría acontecer. Quizás, como Jorge Ibargüengoitia en Mis embargos, nuestro único plan debería consistir en ponernos a trabajar y esperar un milagro. 

Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

DAR

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