Un solo contrato de suministro de medicinas con un solo gobierno estatal de Morena (Quintana Roo) les dejó más de 200 millones de pesos. En el Tren Maya, el negocio de proveer y transportar la piedra balasto que se usa en todas las vías les significa 2,000 millones de pesos. En la refinería de Dos Bocas, recibieron contratos por 30,000 millones de pesos.
Eso es lo que se ha llevado El Clan… hasta ahora. Hay documentos y hay grabaciones. Es una bola de nieve de corrupción y tráfico de influencias orquestada por los hijos de López Obrador (Andy y Bobby), en la que sus íntimos amigos (Amílcar Olán) son los que reciben los contratos y todo cuenta con el aval del Presidente de México.
La Megafarmacia costó casi 3 mil millones de pesos; sólo surte cinco recetas al día, pero El Clan hace negocio con las medicinas. “Este año tenemos que cerrar con 500 millones ahí en Quintana Roo”, dice Amílcar Olán. El Tren Maya costó el triple de lo que prometieron, no funciona bien y hubo una jugosa tajada para El Clan. “Bobby me dijo ‘tú produce 500 mil metros cúbicos y yo te digo a dónde se van a mandar'” dice Amílcar Olán. La refinería de Dos Bocas salió el triple de cara, todavía no refina y hubo super jugosa tajada para El Clan. “Ya fue directamente de presidencia”, dice el empresario de El Clan.
Las fuentes de Palacio Nacional relatan que el Presidente había superado los límites del descaro con el involucramiento de sus hijos en el gobierno. Mientras en la mañanera ha dicho varias veces que sus hijos no tienen nada que ver con su gobierno (“En este gobierno no tienen influencia mis hijos”, suelta con frecuencia), tanto Andrés “Andy” como Gonzalo “Bobby” López Beltrán ya hasta participaban en las reuniones del gabinete. Sí, sentados a la mesa como si fueran secretarios de Estado. Tomando la palabra para opinar sobre los temas, cosa que incomodaba a varios altos funcionarios que se quejaban de la manera en que los hijos incidían en su papá y luego se comunicaban con ellos para promover que les dieran contratos a sus recomendados. Desde que comenzaron a revelarse los reportajes de El Clan, y quedó evidenciado el tráfico de influencias de los herederos, esa participación disminuyó notablemente.
SACIAMORBOS
Cuentan las fuentes que Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de Seguridad Ciudadana federal y gran amiga del presidente López Obrador, alertó al primer mandatario sobre sus sospechas de malos manejos en torno a la directora de Administración del ISSSTE, Almendra Ortiz, su padrino político Daniel “El Gallo” Asaf, jefe de la Ayudantía de AMLO, y el director general del ISSSTE, Pedro Centeno. Relatan que ni siquiera su voz pesó: el Presidente tendió un manto de impunidad. “¡En el ISSSTE se robaban todo!”, ha dicho varias veces con enjundia y coraje López Obrador en su mañanera. Queda claro que en el ISSSTE se siguen robando todo.