El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, en el Capitolio en Washington

Washington.- La propuesta fronteriza del Senado fue uno de los proyectos de ley bipartidistas más difíciles que surgieron sobre el tema en décadas. Sin embargo, colapsó rápidamente cuando los republicanos —impulsados por Donald Trump, el probable candidato presidencial republicano— rechazaron el acuerdo por considerarlo insuficiente.

Ahora los demócratas ven una oportunidad.

Chuck Schumer, el líder de la mayoría en el Senado, calificó el rechazo de Trump a la legislación fronteriza como “un regalo” para los demócratas, y dijo que planean recordar a los votantes “constantemente a lo largo del año” que fueron los republicanos quienes hundieron el acuerdo. Agregó que la estrategia ya ha dado dividendos: el demócrata Tom Suozzi, quien hizo campaña para reforzar la vigilancia fronteriza, ganó una elección especial esta semana en Nueva York, con lo que arrebató un escaño en la Cámara de Representantes a los republicanos.

Schumer dijo que la contienda en su estado natal de Nueva York “dice algo muy significativo: que la frontera ya no es dominio de los republicanos”.

Ese cálculo ya muestra efectos de largo alcance, ha transformado la manera en que el presidente Joe Biden y los demócratas hablan sobre uno de los temas más importantes de las elecciones de este año y da forma al debate de políticas sobre la inmigración.

Es una estrategia con un riesgo político significativo. Los republicanos han hecho campaña sobre la seguridad fronteriza durante años, y la frustración pública aumenta con el número récord de cruces ilegales de la frontera estadounidense. Si bien los arrestos por cruces fronterizos ilegales se redujeron a la mitad en enero, llegaron a 249.735 en diciembre, la cifra mensual más alta registrada. Varias ciudades, incluidas muchas dirigidas por alcaldes demócratas, están abrumadas por la afluencia de inmigrantes.

Los republicanos responsabilizan directamente a Biden por el número histórico de cruces fronterizos ilegales y argumentan que la legislación del Senado no habría sido suficiente para frenarlos. Dicen que los demócratas sólo tratan de excusar sus propios fracasos.

El senador John Cornyn, republicano de Texas, dijo a principios de este mes que la afluencia de inmigrantes “que agobia a mi estado y a muchas de las principales ciudades del país es insostenible y ha demostrado ser una responsabilidad política para el presidente Biden, por lo que quieren actuar como si estuvieran haciendo algo al respecto para ocultarlo”.

Los demócratas, que intentan aferrarse a una escasa mayoría en el Senado y recuperar la Cámara de Representantes, no se inmutan. Ven el espectacular colapso del proyecto de ley como una advertencia para los votantes, y otra manera de vincular a los candidatos republicanos con Trump, especialmente en las contiendas electorales más reñidas.

“Los republicanos no están dispuestos a tomar medidas y resolver los problemas”, declaró la representante Suzan Delbene, demócrata de Washington que preside el comité de campaña del partido en la cámara baja. “Están dirigidos por los miembros más extremistas de su partido, y cuando Donald Trump dice que no quiere mover algo, todos obedecen”.

Ese mensaje está dirigido a un grupo de votantes que probablemente será crucial: los indecisos y la minoría de republicanos a quienes no les gusta Trump.

“Si pudiéramos demostrar que los demócratas hablaban en serio y que los republicanos no estaban interesados o rechazaron resolver la frontera, ayudaría a neutralizar el tema, que era perdedor para nosotros”, dijo Schumer.

Ahora que la cámara baja analiza el paquete de ayuda exterior y seguridad nacional de 95.300 millones de dólares que anteriormente se había ligado con las políticas fronterizas, algunos miembros han considerado agregar medidas de seguridad fronteriza al paquete otra vez. Schumer se mostró abierto a sopesar nuevamente la política fronteriza y puntualizó: “Nuestro trabajo principal aquí es que se haga algo”.

Pero el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, republicano por Luisiana, dijo el miércoles que no consideraría nada similar al proyecto de ley del Senado porque “no estaba en el momento adecuado; no habría resuelto el problema”.

Trump se ha jactado abiertamente de haber derrotado la propuesta fronteriza del Senado. Ha argumentado que este habría permitido la entrada de “millones” de inmigrantes porque incluía una disposición que habría expulsado a los migrantes sin permitirles solicitar asilo sólo después de que los encuentros con la Patrulla Fronteriza se volvieran inmanejables para las autoridades.Los senadores que elaboraron el proyecto de ley, incluido el republicano James Lankford, han dicho que la afirmación de Trump sobre el proyecto de ley no es cierta.

Al mismo tiempo, Biden ha adoptado algunos de los términos que Trump utilizó sobre la vigilancia fronteriza cuando presionaba al Congreso para que aprobara el proyecto de ley, el cual habría reformado el sistema de asilo con normas más estrictas y una aplicación de la ley más rápida.

En un discurso en un evento político en Carolina del Sur el mes pasado, Biden dijo que habría utilizado el proyecto de ley del Senado para “cerrar la frontera hasta que pudiera volver a estar bajo control”.

Para poner la estrategia en marcha, el brazo de campaña de los demócratas del Senado ha lanzado una ráfaga de anuncios que atacan a los republicanos por votar en contra del proyecto de ley de vigilancia fronteriza y han llevado la lucha incluso a Texas, donde el senador Ted Cruz busca otro mandato.

Cruz ha apuntado al líder republicano Mitch McConnell por avalar el acuerdo, y argumentó que fue “espectacularmente estúpido” negociar con los demócratas.

El probable oponente demócrata de Cruz, el representante de Texas, Collin Allred, dijo que ya habla del acuerdo fronterizo en su campaña electoral. Agregó que ha tenido problemas con el enfoque del gobierno de Biden, pero que creía que los negociadores del Senado “llegaron a un lugar bastante constructivo”.

“Este es un problema muy real para los texanos”, declaró Allred, “y para un senador que no quiere resolverlo”.

La potencia de la inmigración como tema de campaña fue evidente en las elecciones especiales de Nueva York.

En el suburbio de Long Island, Lois Clinco dijo que votó por Suozzi el martes con la esperanza de que impida que los inmigrantes se establezcan en Levittown, una ciudad a unos 48 kilómetros (30 millas) de la ciudad de Nueva York. Le preocupa la seguridad debido a los muchos inmigrantes que llegan a la ciudad de Nueva York, y la retórica cada vez más desesperada de los funcionarios de la ciudad sobre la violencia y el crimen.

“Espero que él mantenga nuestra área como nuestra área y mantenga alejados a los inmigrantes”, agregó Clinco, de 59 años. “Estamos superpoblados ahora, y con las escuelas y todo lo demás, es simplemente un momento difícil”.

Muchos demócratas, enfrentados a cifras históricas de inmigrantes que llegan a la frontera sur y a ciudades cuyos recursos están abrumados por la afluencia, también se han entusiasmado con la idea de una vigilancia fronteriza más estricta.

“La inmigración y la situación en la frontera es uno de los últimos temas de alto perfil en el que los republicanos tienen una narrativa poderosa”, dijo Chris Murphy, senador de Connecticut, quien fue el principal negociador demócrata sobre la política fronteriza. “Así que incluso mitigar la ventaja política que creen que existe sobre la frontera podría ser la diferencia entre ganar y perder”.

No obstante, a los defensores de la inmigración y los legisladores progresistas les preocupa que los demócratas puedan dejar atrás a los inmigrantes si el partido no logra defender los beneficios económicos y sociales que aportan a Estados Unidos.

El representante Ro Khanna, un demócrata de California quien es suplente de Biden y se había unido a él en Carolina del Sur, dijo que no estaba de acuerdo con la retórica del presidente sobre “cerrar la frontera”. Khanna señaló que los expresidentes demócratas, desde John F. Kennedy hasta Barack Obama, describieron a los inmigrantes como contribuyentes al país.

“Hemos adoptado un marco que comienza culpando a los inmigrantes como parte del problema”, dijo. “Necesitamos cambiar ese marco para celebrar lo que los inmigrantes han hecho por Estados Unidos”.

Los defensores de la inmigración también miran con cautela este cambio. Todd Schulte, presidente de FWD.us, una organización que apoya las reformas migratorias, estuvo de acuerdo en que los demócratas deben pasar a la ofensiva y establecer un contraste con Trump, pero también les pidió que elaboraran propuestas que aborden un sistema de inmigración “fallido”.

“Que comparen, pero luego deben cumplir en materia política”, dijo.

Murphy coincidió en que los demócratas deben permanecer comprometidos con reformas migratorias amplias, incluidas vías hacia la ciudadanía para los inmigrantes que ya están aquí. Pero argumentó que eso sólo será posible una vez que los demócratas demuestren a los votantes que se toman en serio la aplicación estricta de la ley en la frontera.

“Tenemos que entender las señales. Nuestra creencia como partido de que podemos hacerlo todo al mismo tiempo simplemente ha demostrado no ser cierta”, dijo.

JFF

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