En el umbral de las elecciones para la gubernatura en Guanajuato, Libia García Muñoz Ledo, representante de la coalición Fuerza y Corazón por Guanajuato (PAN-PRI-PRD), lidera las preferencias con un 42. 9%, superando a Alma Alcaraz de la coalición Sigamos Haciendo Historia (Morena-PT-PVEM), quien se sitúa con 34 %, según la encuesta de El Universal. Este panorama inicial pone de manifiesto la competencia feroz que se avecina. Libia tiene una exigua ventaja de un dígito con respecto a su más cercana competidora, la morenista Alma y en un tercer puesto se ubica Yulma Rocha, de Movimiento Ciudadano.

La incertidumbre se cierne sobre la contienda, debido a que 34.2 % de personas está indecisas y un 32.6 % postergará su decisión hasta el día de la elección. En este contexto, es evidente que todo está por verse y el juego político se presenta como un evento volátil y cambiante, casi lúdico. 

Surge entonces una pregunta ineludible: ¿Qué ha ocurrido con el PAN en Guanajuato, que perdió su ventaja abismal tradicional? Tras tres décadas en el poder, se vició la función pública y el ciudadano se desencantó y quiere algo diferente. Aunque, el carismático gobernador Miguel Márquez logró una contundente victoria en la elección de su elegido Diego Sinhue, con ventaja de 2 a 1, pero en este sexenio, gastaron ese capital político y despilfarraron el bono democrático. “El poder desgasta, pero más desgasta no poder”: Manlio Fabio Beltrones.

Las razones del desgaste y pérdida de simpatizantes son diversas y complejas. La concentración de poder en círculos cerrados, la influencia de allegados al gobernador, la sumisión del PAN al Ejecutivo, las decisiones autócratas, promesas incumplidas y la falta de resultados en seguridad, han contribuido a minar la confianza de la ciudadanía. Todo esto se ve agravado por la falta de diálogo, de mesas de deliberación, la soberbia y el pasivo social acumulado, que amenaza la permanencia del PAN en Guanajuato.

Es indispensable reconocer que el PAN, que alguna vez fue una agrupación de militantes comprometidos, ha experimentado un deterioro preocupante. Atrás han quedado la cohesión interna, la preservación de su doctrina y perfil. Hoy, el partido se percibe más como una agencia de colocación, un club de ambiciones personales, perdiendo así la esencia y los valores que lo caracterizaron.

El leitmotiv de la política es servir, lejos del envanecimiento que desnuda la insignificancia de algunos actores políticos, porque algunos tienen un ego más grande que su intelecto, en detrimento del buen nombre que alguna vez enarboló el PAN…

En lo general, las personas se juntan por afinidad; sin embargo, cuando hay oscuros intereses que superan la identidad de valores y coincidencia de fines, se pierde el rumbo, de tal manera que los de arriba exigen derechos que no les corresponden y quieren pisar a los de abajo que buscan ascender. 

En Guanajuato, los cerrados círculos de poder impiden el acceso a gente nueva, a ciudadanos con sueños y auténtica vocación de servicio, el partido está secuestrado. Las campañas darán a los y las candidatas una oportunidad para recuperar la conexión con los valores fundamentales de la sociedad y trabajar en hacer compromisos, que se cumplan, de una mejora en la calidad de vida de la población, que deben de ser los objetivos centrales en esta campaña. El Municipio de León ha generado el mayor número de pobres en México… No hay nada que celebrar.

La doctrina de un partido político debe tener como propósito dotarlo de un pensamiento que le dé y garantice sentido y orientación a toda su actividad pública, que tiene que estar guiada por los grandes valores. Vivimos una degradación de la política. En suma, no hay principios ni identidades que valgan. La memoria del bien común, de la subsidiariedad y de la solidaridad es pisoteada y la consistencia echada por la borda, prevaleció la búsqueda del poder por el poder. 

Las campañas ya arrancaron, se desataron los demonios de la política. Será una lucha sin cuartel, ya no será un día de campo para Libia, como en su momento fue para Diego. Cada guanajuatense tiene su propia voz, en cada ciudadano hay mucho valor, con un gran deseo de mejorar y progresar, en cada guanajuatense hay un éxito en potencia. Los partidos han decepcionado y fueron rebasados por la sociedad civil. Entonces, el líder que sepa escuchar generará confianza y específicamente, la candidata que genere esperanza y transmita entusiasmo en los aspectos relevantes de la vida comunitaria será bien correspondida, porque servir es saber escuchar, es inclinarse ante las necesidades del otro, es acompañar a los demás para que puedan emprender.

El progreso de un pueblo está en sus sueños. ¿Cuáles serán los de las candidatas a la gubernatura más allá de su carrera política? “Los invito a que nos importen más los otros, que no seamos indiferentes con lo que pasa”, dice Libia Dennise García Muñoz Ledo. A Yulma y Alma, aún no se les escucha, pero será una dura competencia. ¡Esperemos, veremos y decidiremos!

 

RAA

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