Muchos lectores coincidirán en la importancia que tiene para el desarrollo del país tener más niños y jóvenes que tomen una elección vocacional científica o de ingeniería. Sin embargo en realidad las necesidades de nuestro país son tantas que con toda razón, también es importante motivar a los jóvenes a seguir vocaciones artísticas. Sobre esto último se ha dicho que; en las escuelas de debe enseñar arte no necesariamente para formar más artistas sino mejores seres humanos. Las oportunidades que los niños y jóvenes tienen para escuchar a científicos e ingenieros con experiencia, así como visitar museos de ciencia, planetarios, etc., es algo importantísimo.  Pero igual de importante son las oportunidades que los jóvenes tienen para asistir a conciertos, óperas o, charlas con músicos profesionales.  Sabemos que todas estas cosas pueden determinar la elección profesional y futuro de un joven.

En este sentido, cuando un científico profesional imparte una charla de divulgación es muy importante que centre su atención en los aspectos más atractivos de su exposición evitando aburrir al auditorio o llegar a un punto en el que nadie entiende nada. Por ejemplo (ejemplo 1), una charla sobre “qué cosa es un átomo” seguramente iniciará presentando la idea de átomo como fue planteada en la antigua Grecia para luego llegar al modelo atómico del “pastel de pasas” de Thomson y de allí pasar a explicar los resultados experimentales de Rutherford y en seguida el primer modelo atómico cuántico de Bohr, todo esto permitirá continuar exponiendo fascinantes ideas y experimentos modernos como el trabajo en el CERN, los quarks y la teoría de cuerdas, entre mil otras cosas.

Lo anterior –lo digo basado en mi experiencia- resulta adecuado para captar la atención y curiosidad de los adolescentes.  Sin embargo (ejemplo 2) ¿qué diríamos de un conferencista que ante un grupo de jóvenes hiciera lo siguiente? -a los amables lectores le pido su comprensión y paciencia con las siguientes líneas cuyo único propósito es ejemplificar una situación absurda- Este hipotético conferencista iniciará escribiendo la ecuación diferencial de Schrödinger en tres dimensiones y la resolverá para un potencial de Coulomb, obtendrá los operadores de momento angular para en seguida encontrar sus eigenvalores y eigenfunciones haciendo uso de las funciones de Legendre y finalmente expresará normalizados los harmónicos esféricos con lo que podrá graficar las distribuciones de densidad para la probabilidad electrónica….

Seguramente coincidiremos en que hacer lo anterior (el ejemplo 2) en una charla de divulgación para jóvenes es absurdo pues el público no tiene la madurez ni la capacidad técnica para seguir dicha exposición. Probablemente muchos de ellos al no entender nada, terminarán concluyendo que no desean saber nada de ciencia. 

Por tanto, si el propósito de la charla era atraer jóvenes hacia las carreras científicas, en realidad se lograría exactamente lo contrario. Podríamos ahora preguntar ¿qué podría llevar a un conferencista a dar una charla de divulgación siguiendo el ejemplo 2, anterior? Entre muchas respuestas posibles, la más plausible me parece que será: su ego y su falta de empatía con el público asistente.

De acuerdo al sitio web “operabase.com” durante 2022/2023 los países con mayor representación de óperas fueron: 1.- Alemania (9,797), 2.- USA (2,763), 3.- Italia (2,494), 4.- Gran Bretaña (2,401), 5.- Austria (2,400), 6.- Francia (2,358).  Podemos ver que en Alemania en promedio, se presentan 26 óperas por día a lo largo de todo el año.  El número de óperas que se presentan en promedio por día en Alemania, es similar al número total de óperas que se presentan en México en todo el año.  La diferencia es abismal y también lo es el nivel educativo y conocimiento de ópera del público alemán y el mexicano.

Mi opinión en este sentido es que en México tenemos muchísimo por avanzar para educar al público. Debido a esto creo que los más importantes recintos operísticos del país, como el Palacio de las Bellas Artes en la ciudad de México, o el Teatro del Bicentenario en la ciudad de León, tienen una enorme responsabilidad: Acercar con un enfoque pedagógicamente adecuado (equivalente al “ejemplo 1” antes señalado) al público, teniendo como objetivo tanto educar al público asistente, como incrementar la asistencia y cantidad de público a cada evento. 

No pueden darse el lujo de egoístamente actuar de modo equivalente al “ejemplo 2” antes mencionado, eso sería un suicidio pues la consecuencia es que dejaría a estos importantes recintos operísticos con muy poco público y sin jóvenes. Dado el alto costo de cada producción de ópera pronto habría voces pidiendo su cancelación y reasignación de los presupuestos a otras actividades.

Recientemente asistí a la ópera Parsifal de Wagner en el Teatro del Bicentenario y con enorme tristeza escuche al salir a varios jóvenes decir cosas como: “Si esto es ópera ¡Quédense con su ópera! ¡No me interesa regresar nuevamente a esto! ¡Qué aburrición!”.  Por mi parte, tengo la certeza que si la producción que aquí presentó Parsifal se hubiera presentado en Alemania, hubiera sido un lleno total y un éxito rotundo… pero estamos en México, con un teatro medio lleno (medio vacío) y mucha gente abandonando la sala a media función durante los intervalos. 

La sabia elección en la programación de cada ópera, así como el contenido de cada conferencia de divulgación científica, es importantísima, no se puede dejar en manos de la vanidad o del azar. 

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