En nuestro país, la pobreza es una realidad intrincada que demanda una mirada profunda y un enfoque integral. En este sentido, la interseccionalidad nos invita a reconocer que las experiencias de las mujeres no pueden ser reducidas a una única dimensión y emerge como una herramienta para comprender y abordar las desigualdades que enfrentamos día con día las mujeres en el país.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en 2022, el 36.9% de las mujeres en México se encontraban en situación de pobreza, mientras que el 7.2% se encontraba en situación de pobreza extrema. Sin embargo, estas cifras nos ofrecen una primera aproximación de la realidad, ya que al considerar otras dimensiones, como la discapacidad y la pertenencia a comunidades indígenas, las desigualdades se tornan aún más evidentes.
De tal forma que, la interseccionalidad nos invita a desmontar la idea simplista de que la pobreza afecta a todas las mujeres de la misma manera. Aquellas que enfrentan la intersección de género, discapacidad y pertenencia a comunidades indígenas se encuentran en una posición especialmente vulnerable. Por ejemplo, el 39.7% de mujeres con discapacidad experimenta pobreza, ahora, si son mujeres hablantes de una lengua indígena esta cifra aumenta significativamente al 70.3%.
Estas cifras reflejan la intersección de factores como género con discapacidad y pertenencia a comunidades indígenas, sin embargo, remarcan que la feminización de la pobreza no es un fenómeno aislado, sino una red de desigualdades entrelazadas, donde el feminismo y la interseccionalidad entran en juego como herramientas fundamentales para desentrañar y abordar estos obstáculos.
Es importante reconocer, que las mujeres, especialmente aquellas pertenecientes a comunidades marginadas, enfrentan obstáculos únicos que van más allá de la falta de recursos económicos. El acceso limitado a la educación, la atención médica y oportunidades laborales justas son solo algunas de las barreras que deben superar.
Por ello, el feminismo, al adoptar un enfoque interseccional, reconoce que las mujeres no conforman un grupo homogéneo y que las experiencias de desigualdad son diversas y multifacéticas. No se trata simplemente de luchar contra la pobreza como un problema general, sino de entender las complejidades específicas que enfrentan las mujeres en diferentes contextos y con diversas identidades.
Desmontar los obstáculos en la lucha contra la pobreza de las mujeres en México implica ir más allá de las soluciones superficiales, representa adoptar estrategias que consideren diferentes intersecciones, adoptar políticas públicas inclusivas, programas específicos o acciones para la eliminación de las barreras sistémicas que perpetúan la desigualdad.
La exclusión de mujeres indígenas, trabajadoras domésticas, madres solteras y otras comunidades vulnerables requiere una respuesta feminista que vaya más allá de la retórica. El enfoque interseccional nos desafía a reconocer que la lucha contra la pobreza debe enfrentar las disparidades de género en sus diversas manifestaciones y expresiones.
Por ello, deconstruir las barreras que perpetúan la pobreza en México requiere un feminismo que entienda y atienda las diversas intersecciones de la desigualdad. Es hora de adoptar un feminismo interseccional que no solo desafíe las estructuras existentes, sino que las transforme desde sus raíces.
Referencias
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). (2022). Resultados de pobreza multidimensional, 2022. Disponible en: https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx
Duarte, J.M. y García-Horta, J.B. (2016). Igualdad, equidad de género y feminismo, una mirada histórica a la conquista de los derechos de las mujeres.
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO-Cuba (2022). Interseccionalidad, Equidad y Políticas Sociales.
Hill Collins, P., & Bilge, S. (2016). Interseccionalidad. Ediciones Morata.
Incubadora Míticas impulsa a mujeres en el ámbito público y privado hacia puestos de liderazgo y toma de decisiones, a través de tres ejes: individual, institucional y de incidencia. Tiene una red de mujeres profesionistas y un programa de mentorías; da servicios de consultoría a instituciones para promover la diversidad, igualdad e inclusión e incide en la opinión pública y en la creación de políticas públicas para promover la equidad de género.
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