En una era extraordinaria en la que tenemos información a la inmediatez, la cual representa una de las características principales de los medios de comunicación y un privilegio impulsado por la tecnología, las noticias falsas (fake news) han proliferado, su difusión no cuenta con la regulación precisa y hasta ahora no hay manera de combatirlas, ya que desmentirlas en muchos de los casos no contrarresta el efecto que surgen de los algoritmos que enfocan su información en el sensacionalismo, lo que contribuye a que el usuario observe un contenido predeterminado para obtener respuestas tendenciosas.
El trasfondo para crear contenido ilusorio es motivado principalmente para obtener ingresos económicos, ya que generan un alto tráfico y por ende ganancias monetarias.
Otra causa para difundir información simulada es la manipulación de ideologías para promoción de las mismas e influir en la opinión pública, de igual forma, la polarización se hace presente al reforzar antagonismos y dividir grupos para fomentar conflictos y enfrentamientos digitales con el fin único de obtener credibilidad.
Desafortunadamente la mayoría de las veces el impacto del rumor genera la credibilidad esperada, a pesar de los esfuerzos que ciertas plataformas han recomendado a los navegadores para que no “caigan” en engaños de ninguna índole y desarrollen habilidades de pensamiento que les auxilien a identificar cuentas falsas creadas para defraudar. Con relación a este tema, muy de la mano están las extorsiones que se generan a través de perfiles falsos o hackeados, por lo que las autoridades gubernamentales se han sumado para eliminar esta práctica y han implementado la policía cibernética con el fin de disminuir la prevalencia no sólo de noticias falsas en las redes sociales, sino todo tipo de trampa que puedan sufrir los usuarios, a pesar de ello, son estos quienes finalmente eligen que creer y promover.
Radica en nosotros ser más críticos en nuestro consumo y eliminar los sesgos como el de la confirmación, es decir, aquella tendencia por buscar contenido que reafirme nuestras creencias y nos motive a difundir falsedades que se alineen con nuestra ideologías y puntos de vista, o dar prioridad a la necesidad de captar la atención para generar interacciones en la red social, ya que en ocasiones hace que el sensacionalismo se apropie de nuestros muros, del mismo modo evitar la sátira o las parodias porque pueden ser tomadas como reales y contribuir de cierta forma a la desinformación.
Por lo que debemos ser más consientes y extender nuestro conocimiento para no creer todo lo que se publica y tener en claro que si compartimos sin averiguar previamente el origen y veracidad, contribuimos a la propagación de información falsa. En caso contrario, la responsabilidad de estar correctamente enterados nos protege a nosotros mismos y a nuestra red de amigos y conocidos, lo que fomenta que la verdad prevalezca y generar resistencia a la manipulación.