Gonzalo López Beltrán llegó como quien llega con ganas de que noten su presencia en una fiesta. Por la puerta principal y en una Suburban que no iba a pasar desapercibida frente a la decena de reporteros y camarógrafos que hacían la guardia. El chofer de la camioneta se detuvo unos segundos frente a la reja de la calle Acuario, donde está la casa de transición de Claudia Sheinbaum, en los límites entre las alcaldías Coyoacán e Iztapalapa. La prensa le pidió a Gonzalo que bajara el vidrio y que diera unas palabras, pero él ignoró el llamado. Horas más tarde, cuando ya había oscurecido, salieron a toda prisa hacia Circuito Interior.
Bobby, como es mejor conocido, pudo haberlo hecho de manera más discreta como acostumbra cada vez que lo emplean de recadero, pero no. El plan era que se notara: el hijo del Presidente había ido a llevarle un mensaje a la alumna predilecta y todo mundo debía enterarse.
Durante un par de semanas, el secreto del diálogo entre ambos estuvo bien guardado.
Nadie compró la versión que ella dio esa misma noche al salir, en la que aseguró que Bobby sólo había ido para felicitarla por el triunfo porque no habían tenido oportunidad de platicar.
Según fuentes del equipo cercano a Claudia Sheinbaum, Gonzalo llevó la reacción del presidente López Obrador por el nombramiento, ese mismo día, de Omar García Harfuch como próximo secretario de Seguridad. Relatan que no fue un reclamo duro en el tono sino una “respetuosa sugerencia” de que debía tener cuidado; para Andrés Manuel, García Harfuch es el hijo político del priista Emilio Gamboa, a él le debe parte de su lealtad y al mismo tiempo arrastra los nexos hacia Genaro García Luna y caso Ayotzinapa. Ella respondió su argumento de siempre: que Omar le ha dado resultados y confía en él.
Según las mismas fuentes, el presidente López Obrador nunca le dio un no rotundo a Claudia Sheinbaum sobre Omar García Harfuch y esta decisión corrió a cuenta de ella, en una declaración de intenciones. Plagó a su próximo gabinete de nombres que forman parte del actual, entonces podría darse el lujo de arriesgarse.
El problema para Claudia Sheinbaum es que cada vez son más las voces del área radical de Morena que están esparciendo la versión de que Omar García Harfuch no llegará a su puesto el 1 de octubre. No hablan sobre algo en concreto. Sólo dicen que el daño de tumbarlo políticamente sería menor ahora que cuando esté como encargado de una de las oficinas más importantes para el proyecto.
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