Benjamín Labatut tituló su primer éxito editorial, “Cuando dejamos de entender al mundo” (versión en inglés). Los críticos de libros del New York Times lo consideran uno de los mejores libros del 2023. El escritor chileno gana cada día más lectores después de su segundo éxito llamado Maniac, referido al avance científico en las matemáticas y la IA durante el Siglo XX y lo que va del XXI.

En español su éxito se llamó “Un verdor terrible”, editado por Anagrama. La capacidad narrativa de Labatut nos ayuda a comprender que el mundo se ha vuelto incomprensible, al menos para el común de los mortales. Para complicar más las cosas, diré que el tema de estas líneas no es la obra del joven escritor, sino la perplejidad que ocasiona todo lo que vemos y sentimos. 
Mientras la humanidad parece entrar a la gloria del deporte, el arte y el bienestar occidental en los Juegos Olímpicos de París iluminados con el bello canto de Celine Dion, Ucrania hace incursiones a Rusia para mostrar que aún puede defenderse del Oso que la ha desgraciado desde hace 30 meses. Todo en Europa. Qué decir de Medio Oriente con Benjamín Netanyahu y los locos de Hamas. 

La comunicación universal, inmediata y de cientos de miles de fuentes nos abruma en YouTube, TikTok e Instagram. Pero no sólo es el mundo lo que no entendemos, sino el país en el que vivimos. Cuando al PRI lo dan por muerto con el impresentable Alito Moreno, vemos que los retoños del vetusto partido renacen en Morena y en el PAN. Instalados en el poder, los de la 4T quieren regresarnos a un pasado muy parecido al del tricolor, con todos los hilos en una sola mano.

Qué decir del PAN en nuestra tierra que opta por la dedocracia, el arte de que el gobernante en turno designe a su sucesor, al líder de su partido y a todos los funcionarios de importancia. ¡El PRI ha muerto, Viva el PRI! La historia avanza siempre a largo plazo, pero en lo cortito derrapa y retrocede para luego avanzar. En raras ocasiones se detiene o congela en el tiempo como sucede en Cuba. 

Por más que queremos comprender a Elon Musk y su apoyo a Donald Trump, al genio sudafricano curiosamente no le da la cabeza para saberse inmigrante. No comprende que la fortaleza de Estados Unidos está, no sólo en la apertura de ideas que proclama en X, sino en las fronteras abiertas o porosas que permiten la llegada de sangre ansiosa de prosperar. Hoy la mayoría de los hijos de inmigrantes son más ricos que los demás. Por algo será.

Antes de escribir estas divagaciones, esperaba escuchar la entrevista que Musk le hizo a Trump. La plataforma falló y se hizo tarde, presuntamente por un ataque masivo, un hackeo imprevisto. Pero las sorpresas paran, en las redes surge la imagen del compañero de fórmula de Trump, J.D. Vance, ataviado con peluca rubia y vestido travestí. Aún no sabemos si fue una fabricación, una foto “fake” o una filtración verdadera. Como decimos en los medios: hay que estar atentos porque la mayor parte de la información que transita las redes es de dudosa calidad. 

Y de “El Mayo”, ¿quién dice la verdad? Otro thriller sorpresa. 

 

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