Los viernes debemos encender una vela de esperanza para el futuro y revisar lo bueno que sucede a nuestro alrededor. La Inteligencia Artificial, IA, trae cada semana novedades increíbles. Dario Amodei (darioamodei.com), el director y fundador de la plataforma Anthropic.AI, escribe un ensayo que titula “Máquinas de Amorosa Gracia”, respecto a lo que nos espera con el avance del invento más grande de la historia.
Amodei cree que en diez años la mayoría de las enfermedades de cáncer (un 95 %), podrían ser curables; que la biotecnología tendrá tantos avances como los tuvo en un siglo. Augura una época de elevada productividad y avances en todas las áreas del conocimiento, a tal grado que la velocidad de invención y descubrimiento se multiplicará por 10. Un siglo comprimido en una década.
Para el físico norteamericano, especializado en redes neuronales en el Caltech y Stanford, la siguiente década equivaldría al siglo anterior. Una visión muy optimista sobre la potencia de lo que él y otros genios de nuestro tiempo tienen en sus manos.
Tan sólo imaginar lo que sucedió en el siglo pasado, que pudiera pasar de aquí al 2035, nos deja con la boca abierta. Se inventó la aviación; se descubrió la relatividad, se inventaron los transistores, el internet, la energía nuclear, la computadora y miles de descubrimientos en la medicina y las ciencias naturales. En tan sólo un siglo duplicamos la esperanza de vida de 35 a 75 años. Nunca la especie había vivido tanto. Lo que sigue no es ciencia ficción.
Si el “alineamiento” de la IA con los objetivos sanos de la humanidad se da, tendremos una época de abundancia: vehículos autónomos, robots de ayuda y compañía, transportación aérea en drones, desarrollo económico y eliminación de la pobreza. Lo más sorprendente será la IAG o Inteligencia Artificial General o GAI por sus siglas en inglés. Podríamos pasar horas soñando: tutores digitales incansables para enseñar, educar y entretener, por ejemplo. Disminución o eliminación de muchas enfermedades como el Alzheimer y la diabetes.
Antes del 2030 tendremos una IAG que resolverá muchos de los que hoy son enigmas en biología. Si Alpha Fold, pudo describir en meses la estructura de 200 millones de proteínas, qué pasará con la descripción del funcionamiento del cerebro. Lo más seguro es que tengamos avances no imaginados; verdaderas sorpresas como lo fueron para nosotros el Internet o la propia IA que apenas cumple 2 años el 30 de noviembre en manos del público.
Amodei también cree que la IA será una herramienta que podría ayudar a los países en desarrollo a aumentar su tasa de crecimiento hasta un 20 % anual. Demasiado optimista si consideramos las trabas autoimpuestas por gobiernos ignorantes y dogmáticos. La oportunidad será de quienes quieran aprovechar todo lo que ofrece esta revolución. Nuestros gobiernos, en todos los niveles, deberían tener centros de investigación y desarrollo de IA para la mejora de todas sus tareas: seguridad, planeación económica y urbana, por ejemplo. En la educación podría darse una verdadera revolución a un bajo costo y con mejor calidad.
El sueño se interrumpe: las voces de los humanos en caricaturas de “animé” en Japón se sustituyen con voces sintéticas. La IA podría dejarnos atrás a la mayoría. Pero es bueno recordar la historia: todos los avances tecnológicos generaron más y mejores empleos. Mientras tanto tendremos la angustia existencial de no quedar obsoletos frente al espectáculo de la evolución, en tiempo real.