El exsecretario de Estado Genaro García Luna fue declarado culpable de cinco cargos relacionados con el narcotráfico por un jurado en una corte federal de Nueva York. Como resultado, fue sentenciado a treinta y ocho años de prisión.
La guerra contra el narcotráfico de Calderón resultó ser un desastre. Sin una estrategia clara y con el CISEN desmantelado, el Ejército salió de sus cuarteles disparando a diestra y siniestra, actuando a ciegas, ya que no contaba con información de inteligencia que le permitiera identificar al enemigo.
En su libro, el expresidente Calderón menciona que su antecesor, Vicente Fox, le aconsejó sobre el narcotráfico con estas palabras: “Con el narco no hay que meterse jamás”. Vale la pena recordar que durante la administración de Fox surgieron los temibles Zetas, La Familia Michoacana, y se produjo la fuga de “El Chapo” Guzmán. Además, se tomó la decisión de desmantelar el CISEN, el órgano de inteligencia del Estado mexicano.
Con Calderón se rompió la “pax narca”, un periodo en el que el negocio de las drogas en México se mantenía relativamente estable. Pero como dice el refrán: “La Iglesia estaba en manos de Lutero”. Genaro García Luna, el zar antidrogas de Calderón y otro alto mando era el Cártel de Sinaloa, según acusó la fiscal Saritha Komatireddy a García Luna durante el juicio en New York.
El jurado y el juez no tuvieron dudas sobre la culpabilidad de García Luna. Pero la pregunta crucial es: ¿Sabía el expresidente Calderón de esto, o sus borracheras le ayudaban a olvidar, o estaba adherido como la hiedra a la patología criminal del Secretario? Sea como sea, el expresidente huyó a España, donde actualmente se esconde en una casona de millonario esperando su nacionalidad española, bajo la protección de la derecha, José María Aznar y su patrón, el dueño de Repsol, Ignacio Galán, quien lo nombró consejero externo de la compañía, en agradecimiento por los negocios facilitados en México.
Queda bien claro que Calderón no puede negar su relación íntima con García Luna, que iba más allá de la simple institucionalidad republicana. Eran más que colegas; formaban un binomio indisoluble. Según testigos, el expresidente tenía bar privado en Los Pinos, donde departía con García Luna y el secretario de Gobernación, Camilo Mouriño. Calderón no puede olvidar esas horas de charla cómplice, bohemia, música, tragos interminables y secretos inconfesables.
En sus memorias, el expresidente francés Nicolas Sarkozy describe cómo la relación de poder entre Calderón y García Luna parecía estar invertida, siendo García Luna quien imponía su voluntad al presidente. Sarkozy quedó perplejo durante su visita a México, sin comprender la absurda dinámica del poder.
Durante el juicio contra García Luna en Nueva York, surgieron múltiples acusaciones que sugieren que Calderón estaba al tanto e involucrado con su amigo García Luna. Edgar Veytia, exfiscal de Nayarit, declaró que él y el entonces gobernador Roberto Sandoval recibieron órdenes de García Luna y Calderón para proteger al Cártel de Sinaloa. Veytia actualmente cumple una condena de 20 años de prisión.
Otro testigo clave fue el conocido delincuente Sergio Enrique Villarreal, “El Grande”, quien afirmó en la corte haber entregado 20 millones de dólares al expresidente. Roberta Jacobson, exembajadora de Estados Unidos, declaró que “el gobierno de Felipe Calderón estaba al tanto de los nexos de Genaro García Luna con los cárteles de drogas”. Manuel Espino, exdirigente nacional del PAN, también aseguró que Calderón estaba al tanto, y el “Rey Zambada” lo incriminó de manera directa.
Felipe Calderón, expresidente de México, debe una explicación a los mexicanos. Debe salir de su escondite, regresar a México y aclarar por qué nombró a García Luna, quién se lo recomendó, por qué ignoró las denuncias que recibió a tiempo y por qué disfrutaba especialmente su tiempo con él en esas veladas de complicidad, música, canciones y secretos inconfesables. Genaro García Luna era, en muchos sentidos, el alter ego de Felipe Calderón.
Pero aún falta mucho por ver, el juicio de “El Mayo” apenas comienza. Muchos políticos traerán la cola entre las patas. ¿Por qué hay tanta violencia en México? El huevo de la serpiente incubado en el pasado nos ha llevado a padecer esta desgarradora violencia que desangra al país.
RAA