“No hay prosperidad sin comercio y no hay comercio sin libertad”.
Javier Milei
Los cambios en Argentina en un año son los más grandes que ha tenido el país en tiempos de paz. Javier Milei, el ultraliberal presidente, cambió las reglas del juego de la economía con resultados sorprendentes. Fue un gran sacrificio del presente para salvar el futuro.
La historia de la primera vaca no es la de un animal sino la de un depósito de 36 mil km2 en Neuquén, en la Patagonia. Superficie un poco mayor al estado de Guanajuato.
En los noventa, el presidente Carlos Menem abrió la puerta a la inversión privada en los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). La española Repsol y otros inversionistas administraron la empresa, hasta que Cristina Kirchner en 2012 decidió expropiar, pagando a Repsol unos 5 mil millones de dólares por su parte. Se peleó con otros socios y no les liquidó.
Para el gobierno populista peronista de Kirchner, había algo muy atractivo: Repsol YPF encontró en 2011 grandes reservas de petróleo y gas de esquisto en una zona llamada “Vaca Muerta”. Las dimensiones y la riqueza del yacimiento lo ubican como el primer depósito mundial de gas shale y entre los diez primeros yacimientos de petróleo. Ahora tienen energía por 150 años.
El problema para la paraestatal YPF fue que la economía comenzó a distorsionarse con todas las tonterías de Kirchner al impedir el libre comercio de la energía (entre otros muchos bienes y servicios), y forzar el subsidio a la gasolina con fines de “la política”, como dice Milei. Hace un año la gasolina costaba 8 pesos el litro o 40 centavos de dólar. Hoy vale más de un dólar al volver a precios de mercado. Kirchner y luego Alberto Fernández, sólo tenían una respuesta ante las demandas de la población: aumentar el déficit público, imprimir dinero y echarle la culpa al Fondo Monetario Internacional.
Milei llegó con una inflación del 17,000%. Sacó la motosierra para cortar el gasto y eliminó el déficit; estabilizó el peso frente al dólar. En 2025 igualarán los valores y terminará el “cepo cambiario”, como lo llaman los gauchos.
Pero qué tiene que ver la Vaca Muerta con esta historia. Para explotar el gas y el petróleo de lutitas se necesita mucha inversión, estiman que unos 50 mil millones de dólares. Argentina quiere inversión de donde venga. La forma más fácil de obtenerla es con el petróleo, gas y minería. Hoy Vaca Muerta produce unos 350 mil barriles de petróleo. Calculan que en mediano plazo producirán el triple y Argentina podrá exportar.
Es cierto que el duro ajuste fiscal empobreció a más de la mitad de la población, pero ahora el clima económico está despejado con un optimismo que no había tenido el país desde el siglo pasado. El riesgo país se redujo, los intereses bajaron a la cuarta parte y en 2025 es probable que lleguen a una inflación anual de un dígito.
Chevron, Exxon y otras petroleras están dispuestas a regresar si no hay cambios en las reglas, si les permiten operar sin temor a expropiación futura. El plan no sólo consiste en asegurar sus inversiones, también les prometen rebajas de impuestos y la libertad de hacer con el petróleo y el gas lo que quieran. Podrán venderlo al exterior sin restricciones.
La Vaca Muerta está más viva que nunca y promete gran longevidad. Mañana platicaremos de la “Vaca Sagrada” y su negro futuro.