Ciudad de México.- Alrededor de 3,000 migrantes iniciaron en el sur de México una caravana que denominaron “Viacrucis migrante” para exigir justicia por la muerte de 40 en el incendio en una estación migratoria de Ciudad Juárez en marzo.
El contingente partió a primera hora de Tapachula, en la frontera con Guatemala, con destino a la Ciudad de México para reclamar al gobierno que castigue a los responsables de la tragedia.
Irineo Mújica, de la organización Pueblos Sin Fronteras y quien convocó a esta movilización, dijo que están pidiendo que el titular del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, sea juzgado, se cierren definitivamente todas las estaciones migratorias del país, se desmilitarice al INM y que se ofrezcan formas ágiles de regularización para los migrantes.
En este ‘viacrucis’ le pedimos al gobierno justicia para los asesinos, que dejen de esconder a los altos mandos, pedimos también que estas cárceles (alude a las estaciones migratorias) se terminen; pedimos también la desaparición del Instituto Nacional de Migración”, expresó el defensor desde el Parque Bicentenario de Tapachula, previo al comienzo de la caravana.
Los migrantes portaban una cruz de madera y mantas con consignas en que culpan al gobierno mexicano de la tragedia en Ciudad Juárez. “El Estado los mató”, “Crimen de Estado”, “Viacrucis a los migrantes”, decían.
De acuerdo con los organizadores, esperan llegar en poco más de una semana a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México para exponer sus demandas.
“Bien pudo haber sido uno de nosotros (el que muriera en Ciudad Juárez), de hecho murieron paisanos de nosotros. Lo único que venimos haciendo es (exigir) justicia y ser tratados” como seres humanos, dijo la salvadoreña Miriam Argueta.
La venezolana Estefany Peroez viajaba con sus tres hijas menores de edad. Ella aseguró que debió dormir en la calle los últimos días antes de sumarse a la caravana.
“No tenemos para comer, las autoridades no nos ayudan, aquí vamos (con el fin de) darle una vida mejor a mis hijas”, señaló la mujer.
No se registraba una caravana tan numerosa desde junio del 2022, cuando unos 7.000 migrantes marcharon en el marco de la celebración de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles. Desde entonces, pequeños grupos han intentado salir de Tapachula, la ciudad que algunos migrantes consideran una gran cárcel migratoria por las dificultades que enfrentan para salir y continuar su camino en procura de regularización.
“La mayoría de migrantes no queremos estar aquí, somos obligados, al igual que la comunidad de Tapachula es obligada a tener tanta gente por la fuerza; han convertido esta ciudad en la gran cárcel de Latinoamérica”, señaló Mújica.
El 27 de marzo un pequeño grupo de migrantes prendió fuego a un colchón para protestar por su detención en condiciones de hacinamiento y apenas sin agua. El incendio se extendió y el humo cubrió las instalaciones en pocos minutos, y 68 hombres se quedaron encerrados tras las rejas del dormitorio en el que se encontraban sin que los guardias hicieran nada por liberarlos, según se constató en las cámaras de seguridad.
Además de los 40 muertos por asfixia, se registraron casi una treintena de heridos, todos hombres.
La víspera un juez vinculó a proceso al jefe de la agencia migratoria mexicana en el fronterizo estado de Chihuahua, un militar retirado, por ejercicio ilícito del servicio público, lesiones y homicidio en la muerte de los migrantes. Todos los delitos son por omisión de sus responsabilidades, según el juez.
Les queman casas en Matamoros
Al menos 25 improvisadas casas del campamento de migrantes ubicado junto al Río Bravo fueron incendiadas por criminales durante la semana en esta frontera, denunciaron ayer defensores de los derechos humanos.
Además, migrantes contaron que se trató de dos ataques, cometidos el miércoles y el jueves, en los que los delincuentes realizaron disparos, hiriendo a una persona en la pierna.
De acuerdo con testigos, las agresiones se dieron porque migrantes han cruzado de forma indocumentada a Estados Unidos por el Río Bravo sin pagar cuota al crimen organizado.
Gladys Cañas, de la asociación Ayudándoles A Triunfar, dijo que las casas, hechas con plásticos, ramas y otros materiales, fueron rociadas con gasolina y luego incendiadas, mientras los criminales les exigían dejar el lugar.
Las agresiones sucedieron en un extremo del hacinado campamento con más de 2 mil extranjeros, principalmente de Venezuela y Haití, y mexicanos desplazados por la violencia, todos esperando que Estados Unidos les dé asilo humanitario.
El primer ataque ocurrió la noche del miércoles, cuando pistoleros en motos dispararon contra un grupo de extranjeros que se encontraba en esa parte ampliada del campamento.
“Llegaron varias personas armadas disparando”, narró un venezolano. “Nosotros corrimos, sólo escuchamos que era gente del cártel”.
Un migrante resultó herido de bala en la pierna y fue trasladado a un hospital, mientras que otros sufrieron lesiones al correr y fueron atendidos en el lugar por paramédicos de la Cruz Roja.
La noche del jueves, criminales regresaron y prendieron fuego a las 25 casas de campaña de los migrantes.
Horas antes, unos mil migrantes, en su mayoría de Venezuela, llegaron al puente internacional Puerta México para pedir sin éxito su ingreso a Estados Unidos al asegurar que estaba en peligro su vida, pero no mencionaron los ataques.
Migrantes consultados aseguraron que guardaron silencio por miedo.
Juan José Rodríguez, del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes, dijo a la agencia AP no tener información de que alguna banda hubiera actuado y responsabilizó a migrantes frustrados por no obtener asilo.
(Con información de Agencia Reforma y AP).
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FRG