Celaya, Guanajuato.- “Pasan los años y aún duele como si hubiera sido ayer” es lo que externa un joven que contempla la tumba de su madre en el panteón norte de la ciudad.

Conmemorando el 2 de noviembre; Día de Muertos, cientos de personas acudieron al panteón municipal para por lo menos en este día, estar más cerca de quien partió.

El ambiente se siente entre un aire de nostalgia y esperanza, la nostalgia de recordar a quien en este mundo terrenal ya no está y la esperanza de la tradición ancestral que dice que hoy los difuntos nos acompañan.

Entraron con las tradicionales flores, cubetas con agua y escobas, todo para limpiar y decorar el espacio donde yace su ser amado. Fotos: Mauricio Ortiz

Aplican restricciones en panteones

A pesar de que por la contingencia sanitaria de COVID-19, se prohibió el acceso a grupos musicales, no podía haber más de dos personas por familia y que no se permitiera el acceso a niños menores de 12 años y adultos mayores de 60 años, la gente acudió y celebró esta fecha con mucho fervor.

Era común ver a personas ingresar con las tradicionales flores, cubetas con agua y escobas, todo para limpiar y decorar el espacio donde yace su ser amado.

Ojalá estuvieras aquí, me haces tanta falta y cada día te recuerdo” era el clamor de una mujer frente a una tumba.

Otros, como si de un día de campo se tratará, compartían la comida, dejaban un plato servido en la tumba de su ser querido, platicaban como si estuviera ahí y con cierta alegría degustar sus alimentos.

También hubo personas que rezaban un rosario, dedicando las oraciones por el descanso de su familiar. Fotos: Mauricio Ortiz

Entre canciones

Asimismo, en otras tumbas, los visitantes con canciones como “Amor eterno”, “El Rey”, “Un puño de tierra”, entre otras, las reproducían en su celular o su bocina, en momentos se limpiaban los ojos y seguían contemplando con gran sentimiento la tumba de su familiar.

También hubo personas que rezaban un rosario, dedicando las oraciones por el descanso de quien fue su esposo, hijo o padre.

Se podía observar que con esmero limpiaban la tumba, quitaban maleza, incluso hasta pintaban las letras que el paso del tiempo ha ido borrando, esperando así, que el familiar estuviera “mejor”.

A las afueras del panteón municipal, los vendedores ofertaban sus productos, desde flores, alfeñiques, comida, ropa, aguas frescas y todo lo necesario para que este festejo, quede en la memoria, se lleve en el corazón y al menos, por este día, estar más cerca de quien fue una persona amada y su recuerdo, por siempre vivirá.

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