Celaya, Guanajuato.- Lupita Martínez Pichardo fue una de las más de 400 personas que fueron parte de la titulación masiva del Instituto Tecnológico de Celaya. Tuvo que esperar 51 años para por fin tocar la campana que la avala como ingeniera.
Lupita fue parte de la séptima generación de egresados y de las primeras seis mujeres que estudiaron ingeniería en esta escuela, sin embargo, por diferentes motivos profesionales y familiares siempre le había quedado pendiente la obtención del título.
“Mi yerno fue el que más me decía, ‘suegra ¿cuándo se titula?’, y yo le decía que para qué, tengo 75 años, ¿cómo era posible que me titulara a esa edad?, pero dije ‘lo tengo que hacer’, y fui para adelante”, comentó en plática con AM.
Con un álbum lleno de recuerdos con sus credenciales desde que entró a la vocacional del Tecno y otras fotografías de aniversarios, contó que tras egresar en 1971 ella entró a trabajar a Acros, luego se casó y tuvo que vivir en Colombia por el trabajo de su esposo.
Al regresar a México años después nunca se dio tiempo porque ahora era mamá, cuidó de sus padres en sus enfermedades y el título había quedado de lado, hasta que en este 2023 se enteró que habría el evento por el 65 aniversario del Tecnológico.
“Junté todos mis papeles y fui a pararme en el Tec para ver qué necesitaba y todo lo tenía, solo tuve un problema con mi liberación de prácticas profesionales, ya que en ese tiempo no se usaba, pero se arregló”, relató.
Al principio, la señora Lupita quería guardarle el secreto a sus hijos y decirles hasta un día antes de la ceremonia, pero necesitó de ayuda porque muchos de los trámites eran vía electrónica.
“Nos dio mucho gusto, era algo que traía arrastrando por más de 50 años, le insistíamos y no quería”, platicó Talía, una de sus hijas.
Da discurso de titulación
Lo mejor es que Lupita fue designada para dar las palabras a los titulados, dio un discurso muy emotivo que conmovió hasta las lágrimas a muchos de los asistentes.
“En esa época no había tantas oportunidades para las mujeres, ni para estudiar ni para trabajar, me da gusto que esa situación haya cambiado y que hoy pueda ver a tantas mujeres profesionistas”, fue una parte de su oratoria.
Ahora ya como ingeniera Industrial Mecánica, Lupita mantiene más vivo que nunca el legado de su padre, el ingeniero José Martínez Avella, quien es uno de los maestros fundadores del Tecnológico de Celaya.
“Hoy fui a verlo al panteón y le dije ‘lo hice, lo logré’, yo supongo que estaba muy contento mi papá también”, contó con mucha emoción.
CA
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