Celaya, Guanajuato.- Juan Mendoza Aldape aún recuerda cómo fue su ingreso al Cuerpo de Bomberos de Celaya hace 39 años, cuando apenas tenía 17 años, y cómo su trabajo ha cambiado su vida incluso en situaciones adversas.
Este 22 de agosto, en México, se celebra el Día Nacional del Bombero.
Juan Mendoza contó que fue su tío quien lo incursionó en el mundo de los bomberos y así empezó su gusto por esta labor tan importante.
Mi entrada a bomberos fue a los 17 años, tengo ahorita 57, y entré porque mi tío era el chofer de las pipas que llevaban agua en aquellos años, entonces mi tío me traía y yo veía que salían los camiones, que subían los bomberos y fue que me empezó a llamar la atención; en ese entonces tuve suerte y pude entrar a los 17 con una carta responsiva de mis papás”, comentó.
Para Juan Mendoza Aldape ser bombero representa “ayudar a la gente que más lo necesita”.
“El ser bombero es algo que no sé explicar, pero en mi caso es muy agradable portar el uniforme y que la gente sepa que pertenezco al grupo de bomberos. Yo creo que la labor más importante de nosotros es ayudar a la gente que lo necesita”, dijo.
Sin importar si se trata de ciudadanos “buenos o malos” como él los nombra, para Juan Mendoza cumplir con su labor con la ciudadanía celayense es primordial y ha sido la base en sus casi 40 años de servicio.
“Sabemos que en estos momentos la situación es bastante pesada, pero en realidad nosotros ayudamos a quien lo necesite, no tenemos la intención de ayudar ni a un bueno ni a un malo, el que nos necesite allí estamos, a nosotros no nos interesa nada de eso, a nosotros nos interesa ayudar a la gente”, comentó.
‘Ayudar a la gente’
“Ayudar a la gente” se convirtió para Juan Mendoza en una frase que en algún momento de su vida cobró mucho más sentido pues recordó cuando tuvo que atender a su propia familia en una accidente automovilístico del que afortunadamente su hijas y su esposa salieron con bien.
Tuve una vez un choque de mi esposa cuando iba con mis hijas y yo fui el primero que llegué, de verdad que se siente uno mal, yo apliqué lo que sabía, mi hija se había tumbado los dientes, la otra se había quebrado un dedo, la otra sangraba de la boca y la mamá no veía por el golpe y en el momento no hallaba qué hacer.
Yo oía que venían mis amigos los bomberos, pero yo quería que llegarán rápido y yo escuchaba las sirenas pero escuchaba como si vinieran más lejos. Apliqué lo que aprendí aquí, lo que sabía y todo salió bien, logre estabilizarlas en lo que llegaban”, contó.
Su familia no quería que fuera bombero
El bombero agradece a su familia, que aunque en algún momento no querían que se dedicará a esto, ahora es bien aceptado por ellos.
“Al principio más que nada mis papás me decían que qué hacía aquí, que me iba a quemar, que tuviera cuidado, que me saliera, pero no fue así, yo seguí y luego pues ya me casé y ya mi familia sabía que yo era bombero y así me fui hasta que mi esposa aceptó y ya me decía que me siguiera cuidando” comentó.
Aunque Juan Mendoza sabe que en su profesión en todo momento el riesgo está latente, para él desempeñar su labor es fundamental y ya se volvió parte de su vida.
Ya cuando te gusta lo que eres, como el caso que a mi me gusta ser bombero se pasa el tiempo, como que no lo sientes por lo mismo de que te gusta, la convivencia con los amigos, los amigos te hacen el día agradable, te gusta ser bombero, vas a los servicios, se te sube la adrenalina y es más agradable aunque luego a veces es triste llegar a los servicios y ver lo que pasa”, dijo.
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