Con información de Alejandro Sandoval

Guanajuato.- Los organismos y voceros religiosos han querido alzarse como opiniones importantes dentro de la situación de violencia que se vive en el estado; principalmente, en León y Celaya.

No es necesario cultivar una misma creencia

Más allá de reflexiones políticas o económicas, José de Jesús Palacios Torres, sacerdote y vocero de la Diócesis de Celaya, afirmó que para resolver las causas espirituales de la inseguridad pública, no es necesario que la gente cultive una misma creencia

Lo importante no es que exista una sola religión, sino que quienes profesen cualquier tipo de religión sean capaces de vivirla plenamente, porque no veo ninguna religión que busque el malestar o la violencia”, dijo durante la invitación a la presentación de la decimoprimera edición del Índice de Paz México. 

Aseveró que los católicos de hoy se encuentran tan alejados de Dios, que ya no tienen espacio para contemplar con respeto la vida del prójimo; sin embargo, insistió en que la solución no sería que la población compartiera un mismo credo. 

“El asunto es que seamos capaces de vivir lo que profesamos. Somos el estado (Guanajuato) con casi 90 % de habitantes católicos; pero si ese porcentaje se contrasta con que somos la entidad con mayor índice de violencia en el país, entonces no podemos echarle la culpa del problema al 10 % que no es católico”, explicó. 

Este proceso de degradación social se ha gestado desde décadas atrás, a partir de una filosofía de progreso opuesta a las estructuras sociales tradicionales, de acuerdo con el vocero.

Según Palacios Torres, el modernismo, entendido como la doctrina apoyada en la debilitación del respeto a la autoridad divina o naturalmente instituida, ha ocasionado daño en el tejido social y decadencia de las virtudes. 

Antiguamente, si un niño estaba en misa y se estaba portando mal, cualquier señora le podía llamar la atención y el niño se corregía, y no le llamaba la atención su mamá, porque con ella le iba peor; o si el profesor regañaba a los niños, no se le acusaba con el papá, porque se sabía que éste iba a reforzar el castigo.”

“En este sentido, se han erosionado también los valores en razón de una modernización de la educación basada en consentir solamente a las nuevas generaciones que, finalmente, han quedado al margen de valores fundamentales como saber cómo comportarse ante las personas y en los lugares precisos”, expresó el padre Palacios.

Arzobispo de León pide no ser espectadores ante violencia

Jaime Calderón Calderón, arzobispo de León. Foto: Alejandro Sandoval.

En el 160 aniversario del Seminario Diocesano de León, el arzobispo Jaime Calderón llamó a no ser espectadores de la violencia y la inseguridad, sino por el contrario, que cada persona enderece el camino si se conduce de forma contraria al proyecto de Jesús.

No debemos ser espectadores de la violencia y la inseguridad”, expresó monseñor desde el templo de la virgencita del Seminario, quien llamó a reflexionar qué es lo que hay que cambiar en la propia vida.

Como lo planteó Juan El Bautista, deben enderezar su situación, y tomar en serio el evangelio.

“Pónganse delante de Dios. Enderecen las cosas si hay algo que no está funcionando”, agregó el arzobispo, dirigiéndose a toda la sociedad.

Reiteró que si hay cosas que no están orientadas a la vida del señor, como la soberbia, el odio o envidias en el corazón, enderecen el camino.

Luego dijo que quién mejor que la madre santísima, la Virgencita del Seminario, para pedir que si hay algo en la sociedad que se tenga que enderezar, que así sea .

Violencia, un desafío 

En entrevista con AM, Monseñor Jaime Calderón Calderón comentó que no se debe de ignorar la violencia que surge desde la propia familia.

En el evangelio, el señor se encarna en una historia, en un pueblo muy determinado con desafíos muy propios para la época, de la misma manera a nosotros nos sigue interpelando en las situaciones en las que hoy nos encontramos, una de ellas, un desafío importante obviamente es el de las violencias, lo digo así en plural porque no podemos solo estigmatizar violencia con aquellos grupos criminales que hacen daño, sino también las violencias se generan desde los propios hogares, dónde un padre le falta a una madre, cuando hay un grito, un insulto, un golpe, una denostación, cuando esa violencia se genera en la familia esto da como origen a lo que hoy estamos viendo”, expresó el arzobispo.

Ante ello, la invitación es que la violencia es un problema de todos.

“No es nada más de las autoridades o que la iglesia deba de hacer todo.

Nosotros en el 2010, sacamos un documento que se llama En Cristo nuestra paz, esto significa decir que las violencias son un problema de todos”, dijo.

Agregó que “o todos le entramos o todos lo padecemos, entonces está expresión que dije en la predicación es que todos estamos llamados, el gran mensaje de Juan El Bautista es que enderecen el camino del señor, entonces yo creo que todos tenemos algo que enderezar en la vida, si hay egoísmo o lo que haya, pero todos tenemos que sumar para vivir en un mundo más en paz, donde logremos tratarnos según el proyecto de Dios como hermanos“.

Falta de sacerdotes, un desafío 

Sobre la pérdida de vocaciones sacerdotales, el Arzobispo de León enfatizó que es un desafío de toda la iglesia.

No es un problema de decir si hay más o menos sacerdotes, no. Es un asunto donde todos somos responsables, y si hay menos sacerdotes habrá menos atención, todos los vamos a padecer”.

Apuntó que el señor Jesús ha sido muy claro en eso: “‘pidan al dueño de la cosecha que le dé obreros para sus campos’, entonces, hay que rogar al señor que nos de mas sacerdotes, pero no solamente más sino buenos y santos sacerdotes”.

AAK

 

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