Nunca dejará de sorprendernos la diversidad de fauna que habita en nuestro país y entre toda esa gama de animales asombrosos se encuentra la rana de cristal.
Este anfibio, que mide más o menos lo mismo que una estampilla postal, vive en el sur de México y su presencia se extiende hasta algunas partes de Ecuador.
Con su brillante color no parece ser un espécimen fuera de lo común, pero la rana de cristal recibe este nombre porque tiene la maravillosa habilidad de volverse transparente cuando necesita ocultarse de algún depredador, consiguiendo así camuflarse con las hojas de su hábitat.
Hasta ahora, la ciencia se creía familiarizada con la rana de cristal, pues identificaba sus 150 subespecies, pero le faltaba el dato crucial: entender cómo es que esta rana podía volverse transparente a su gusto. Afortunadamente nunca se dejó de investigar y ahora se encontró la respuesta.
El descubrimiento
Jesse Delia, del Museo de Historia Natural de Nueva York, y Carlos Taboada, de la Universidad Duke unieron esfuerzos con el también doctor de la Universidad Duke, Sönke Johnsen, para enfocarse en entender el mecanismo de la rana de cristal.
Tras años de investigación, los científicos descubrieron que este anfibio tiene la capacidad natural de concentrar toda la sangre en su hígado cuando hay un depredador cerca. Alrededor del 61% de su cuerpo es el que se transparente cuando esto sucede.
Si volteas estas ranas boca arriba, puedes observar el corazón latiendo aislado. Puedes ver a través de la piel y ver el músculo, la mayoría de la cavidad del cuerpo es realmente invisible”, explicó el doctor Jesse Delia.
Esta habilidad permitió que los científicos pudieran estudiar a la rana de cristal sin tener que diseccionarla.
Como las ranas duermen convenientemente sobre las hojas, pudimos colocarlas en cajas transparentes y hacer todas las mediciones sin estorbarlas, que es algo raro”, puntualizó el doctor Carlos Taboada.
El estudio
Utilizando luces especiales, los científicos observaron a la rana mientras estaba activa, durmiendo e incluso anestesiada. Así se dieron cuenta que cuando el anfibio duerme, extrae hasta el 90% de glóbulos rojos de su sangre concentrándolos en su hígado, órgano que alcanza hasta dos veces su tamaño cuando esto ocurre.
El plasma sigue circulando por las venas de la rana, sólo que sin glóbulos rojos. Además, en las observaciones nunca se registraron problemas con coágulos. Cuando el animalito se vuelve a activar, libera sus glóbulos rojos sin mayor dificultad.
Aunque podría tomar algunas décadas, este descubrimiento abre la puerta a que se investigue cómo evitar coágulos en los seres humanos.