Las películas de ciencia ficción donde la inteligencia artificial (IA) tiene un papel importante en el fin de la humanidad o en la guerra contra las máquinas, se está acercando peligrosamente a la realidad.
De acuerdo con la UNESCO, la inteligencia artificial tiene la capacidad de crear avances inimaginables en la tecnología y en desarrollar prácticas de enseñanza y aprendizaje innovadoras; sin embargo, esto también implica numerosos riesgos.
Solo basta ver la situación actual en las escuelas y en las universidades, donde los maestros tienen dificultades para verificar los trabajos académicos de los estudiantes, ante el uso desmedido de programas de inteligencia artificial que redactan ensayos que no son encontrados en el internet al haberse generado al momento.
Pero esto tiene sus antecedentes, desde 1996, con Andrew Bulhak que produjo el “Generador de Posmodernismo” capaz de escribir textos y que subió a internet en febrero de 2002 o el “SCIgen”, creado en 2005 en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), que genera investigaciones científicas falsas de forma automática.
El neurocientífico español, Rafael Yuste actualmente es impulsor de “BRAIN”, un proyecto de 6 mil millones de pesos que se realiza en Estados Unidos para mapear el cerebro y diseñar herramientas que inició en el 2013 y se espera que se concluya en el 2026.
Yuste explicó que un cerebro humano tiene tantos nodos o conexiones como tres veces todo el internet de la Tierra, pero lo que realmente lo perturba es otra cosa.
“Lo que me perturba y me interesa no es que el robot aspirador se independice, sino que nuestra mente sea implementada por la IA. Conectaremos nuestros cerebros a los ordenadores, con chips internos o con simples electrodos en una diadema. Estaremos en la red y podremos ser hackeados o manipulados”.
De acuerdo con el portal web de la Revista Forbes, Rafael Yuste a la par de otros neurocientíficos están pidiendo que se instituyan nuevos derechos humanos, que serían llamados “neuroderechos”.
Entre ellos: Derecho a que nadie entre en nuestro cerebro sin consentimiento; derecho a conservar la propia personalidad; derecho al libre albedrío; derecho a protegerse ante determinados sesgos cognitivos.