La realidad es que su propósito tiene más de una función, y una de ellas podría salvarte la vida.
Aunque el agujero es tan pequeño que puede pasar desapercibido, el diseño de estos bolígrafos no está hecho de esta forma por casualidad o estética, sino por un motivo mucho más importante.

En primer lugar, ayuda a regular la presión del aire. Si el orificio no existiera sería difícil tapar el bolígrafo, ya que el aire atrapado en la punta no permitiría que este se mantuviera en su lugar. O bien, abrirlo de nuevo sería un problema ya que tendría un efecto “al vacío”.
En segundo lugar, evita que la tinta se seque. El orificio permite la entrada y salida de aire para que haya una ventilación suficiente pero no excesiva.
Por último, quizá la más importante de sus funciones sea la menos obvia: la firma BIC tiene el conocimiento de que muchas personas tienen la costumbre de mordisquear la tapa de sus bolígrafos, por lo que al colocar un agujero en la pieza más pequeña de estos, la tapadera, reducen el riesgo de asfixia en caso de ser tragada por accidente.

Si esto llega a pasar (como de hecho ha ocurrido en algunos casos), el diseño de las tapas permite que, aunque la pieza se encuentre atorada en la garganta, no obstruya por completo las vías respiratorias.
Esta no fue una simple idea de la marca, sino que es un requerimiento de las normas internacionales de seguridad ISO11540: cuando las piezas de un producto son tan pequeñas que pueden ser tragadas accidentalmente, deben contar con mecanismos que eviten la asfixia.