Guanajuato, Guanajuato.- Con energía y al ritmo de sus instrumentos japoneses, Tokio Dageki Dan inició anoche la Fiesta del Espíritu en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, ante la presencia de las altezas imperiales del Sol Naciente, el príncipe y la princesa Akishino.
Japón es el país invitado de honor en la edición 42 del Festival Internacional Cervantino, y la agrupación de percusiones Tokio Dageki Dan se convirtió en su embajador, encargado de difundir la tradición musical de esta milenaria nación.
El nombre del ensamble fundado en 1995 por Jin-ichi Hiranuma explica la naturaleza y el origen de su música; Tokio, que indica su ubicación geográfica, Dageki, que significa “grupo”: y Dan, vocablo que se traduce como “golpear con fuerza”.
Para transmitir su arte, los jóvenes artistas ejecutaron una variedad de tambores llamados “taiko”, de distintos tamaños, formas y materiales. Estos instrumentos son tocados por baquetas de madera conocidas como “bachi”.
EL CONCIERTO
En su primera presentación en el Festival Cervantino, el grupo interpretó piezas tradicionales, adaptadas para el gusto del público actual.
Al inicio del concierto seis percusionistas entraron por el costado derecho del escenario y comenzaron a tocar sus tambores al unísono. Luego cada uno mostró su virtuosismo en los solos, acompañados de gritos que dieron fuerza a la ejecución.
Este inicio resultó vibrante. Después un miembro de Dageki se dirigió al público en español y presentó a cada uno del grupo.
La segunda obra, de un tempo más lento, rica en matices y cadencias, tuvo un fuerte sabor oriental y un estilo bailable. Enseguida una flauta dibujó una melancólica melodía para dar paso al tema principal, un coral religioso con fuertes acentos en los cuatro tambores y platillos, tocados con absoluta precisión.
El programa continuó con un divertido acto teatral, en el que los ejecutantes combinaron la música con movimientos de gran comicidad, lo que provocó que a uno de ellos se le cayera la baqueta.
Otro triste solo de flauta funcionó como introducción a una sección brillante de danza, con numerosos crescendos, rematados por el sonido grave de un gran tambor.
En la segunda parte de la velada, destacó un solo del gran tambor, con dos músicos en cada lado, y que demandó una gran resistencia física por su larga duración. Los solos de flauta dieron respiro a los siguientes temas bailables y luminosos.
El final fue delirante por la variedad de tambores y la complejidad rítmica. Esta conclusión dio oportunidad para que los seis intérpretes demostraran sus destrezas acrobáticas y coordinación.
Tras una frenética ovación, un percusionista salió al escenario para regalar un ‘’encore”, en el que los sonidos de los tambores se unieron a los aplausos de la audiencia. La euforia llegó al máximo con los fuegos artificiales, que iluminaron de colores el cielo en la primera noche cervantina.
Príncipes rompen protocolo
El protocolo japonés prohíbe saludar de mano a los integrantes de la realeza, pero en el Festival Internacional Cervantino los príncipes Fumihito Akishino y su esposa Kiko rompieron con esa regla.
La princesa llegó a la ceremonia portando un kimono, mientras Fumihito lució un traje.
El gobernador Miguel Márquez se dirigió a ellos inclinando la cabeza, pero el príncipe extendió la mano y lo saludó.
Los galardonados con las preseas cervantinas José Solé y Rodrigo Moya también inclinaron la cabeza al dirigirse a ellos y se abstuvieron del saludo natural para los mexicanos.
Pero el propio príncipe volvió a romper el protocolo al concluir la ceremonia de apertura al saludar de mano al Alcalde de Guanajuato, Luis Gutiérrez Márquez; al director del Festival, Jorge Volpi, y al titular de Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa.
Su esposa Kiko también concedió su mano al despedirse de algunos invitados.