León, Guanajuato. Con un programa cimentado en el romanticismo e impresionismo, el concertista de Bellas Artes, Alberto Cruzprieto formó parte del Tercer Ciclo de Piano del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña.
“Harmonies du soir” (Armonías de noche) fue el título del íntimo recital que incluyó obras de
Claude Debussy, como “La cathedrale engloutie”, “Deux arabesques” “Rêviere” y “La fille aux cheveaux de lin”; acompañadas de “Spozalizio”, “Au bord d”une source”, “Soneto 123 del Petrarca”, “Les cloches de Gêneve” ” y “Un sospiro”, de Franz Liszt. Así como el “Preludio, fuga y variaciones, Op. 18”, de César Franck.
El egresado de la Escuela de Música Superior INBA, ha sobresalido en su trayectoria por un repertorio diverso y fuera de lo común que lo han llevado a pisar importantes escenarios de México, Finlandia, Alemania, Egipto, Holanda, Austria y España, por mencionar algunos.
Esa noche en el Bicentanario no fue la excepción, desde que sus manos tocaron las primeras notas, el público observó y escuchó en silencio la interpretación que al instante pareció cautivar a los pocos, pero fervientes asistentes que lo recibieron con un breve y firme aplauso.
La discografía del intérprete cuenta con cerca de 45 producciones que incluyen el estreno de obras contemporáneas y la promoción de música del siglo XX. Además, ha participado en diversos festivales internacionales de piano como el de Bucaramanga, en Colombia y el Festival Musiques Métisses en Angulema, Francia.
Concentrado en su instrumento, como si solo él y el piano estuvieran en ese espacio, clavó su mirada sin voltear al público, incluso cuando estos responden con un aplauso entre cada pieza.
La pandemia parece ver lejano marzo del 2021, cuando comenzó el primer festival de piano, con un aforo más limitado, con mucho miedo aún de compartir un lugar con más personas, pero también con la intención de salvaguardar su salud mental y emocional en las diversas expresiones artísticas.
En esta velada, el concertista tocó piezas de Debussy, quien fue uno de los precursores del impresionismo, género desarrollado a finales del siglo XIX que se caracteriza, no por influir en las emociones, sino por crear climas y atmósferas a través de sonidos naturales.
En la primera década del siglo XX llega el Romanticismo con música que permite el lucimiento del instrumentista y refleja el nacionalismo y los rasgos de la patria en sus composiciones. Franz Liszt fue uno de los representantes de este género.
Mientras que César Auguste Franck se distingue por liderar a toda una generación de compositores siendo además un pianista y organista destacado cuyas obras se centran en el cromatismo a través de un lenguaje armónico.