El maestro Octavio Ocampo volvió a casa, la entrañable Celaya de su infancia y adolescencia, la ciudad donde con apenas 16 años plasmó en el pórtico de la Presidencia Municipal, dos murales que daban muestra del estilo metamórfico que sería el sello de su arte.
Ciudad que rinde honor al nombre del celayense con un Museo de Arte, el cual alberga una pequeña muestra de sus obras, pues ya son miles las que han salido de su mano, corazón y talento. Y con motivo de su IV aniversario, el museo recibió una nueva donación del artista celayense, el óleo “Doña Josefa y Don Miguel”.
En la obra se ve a La Corregidora y en su reflejo en el espejo se ve al Cura Miguel Hidalgo.
“Ha tratado de que cada obra que dona sea de diversos temas para abarcar lo más posible; ya sean históricos o que tengan que ver con la ciudad o bien, figurativos”, explicó Ángel Ocampo, sobrino del artista metamórfico, quien además compartió que no obstante su gran talento, el pintor siempre ha mantenido los pies sobre la tierra y ha tratado de mantenerse cerca de las personas que lo vieron crecer y lo apoyaron en todo momento.
Durante el evento de aniversario, el director del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Celaya, Héctor Gómez de la Cortina, compartió que en 1960, cuando se conmemoraba el 150 aniversario de la Independencia y el 50 aniversario del inicio de la Revolución, Ocampo pintó, con ayuda de su hermano Ángel, los murales de Presidencia Municipal, con apenas 16 años de edad.
“Octavio y su hermano Ángel se dieron a la tarea de inmortalizar dos pinturas que plasmaban cada uno de los movimientos históricos que cambiaron el rumbo de nuestra patria.
Pocos podían imaginarse que ese jovencito estaría destinado a convertirse en un titán de la pintura, un hombre aplaudido en su tierra y fuera de ella, un hombre que ha alcanzado la trascendencia a través de sus inmortales trazos, pero además, hoy no solo reconocemos al artista, reconocemos al amigo y al celayense distinguido”, señaló.
Para celebrar su aniversario, el museo presentó el libro de la escritora y poeta alemana Sylvia Fabiola, titulado “El Arte de la Metamorfósis”, donde además de relatos en torno al pintor, se aprecian pinturas del celayense y poemas inspirados en ellas que escribió la autora.
Para la presentación del libro, la autora se hizo presente a través de un enlace remoto desde Alemania, interactuando con el maestro Ocampo y el escritor Julio Édgar Méndez, coordinador del taller Diezmo de Palabras.
La autora explicó respecto a su obra, “Escribí poemas y relatos metiéndome en la vida de las pinturas presentadas lo mejor que pude, adoptando su punto de vista; la técnica metamórfica hace que el alma de las pinturas representadas se abran completamente ante el espectador”.
Fueron los integrantes del taller, José Arturo Grimaldo, Rosaura Tamayo, Verónica Salazar, Paty Ruiz y Diana Alejandra Aboytes, los encargados de ponerle voz a los poemas y deleitar a los presentes.
También como parte del programa se disfrutó de un concierto a cargo de Ópera Studio Bajío, dirigido por el pianista Miguel Sagrero, quien explicó: “Quisimos hacer un programa de música mexicana, tenemos canciones folclóricas, otras del siglo XIX, de principios del siglo XX y canciones contemporáneas”.
Lo acompañaron en escena Gregorio Arreola (tenor), Víctor Nájera (barítono) y Natalia Montesinos (soprano).
Con un breve mensaje el maestro Octavio Ocampo dio las gracias por su presencia a las autoridades, poetas y público en general, en especial agradeció a la escritora Sylvia Fabiola y mencionó, “No pensé que (mis pinturas) pudieran suscitar este tipo de palabras bellas, y mientras las veía finalmente pensé: no soy tan mal pintor”, expresó sonriente, al momento que se disculpó por la modestia de sus palabras.
El alcalde Javier Mendoza le agradeció al artista celayense darle realce a la celebración con su presencia y muy en especial “por la obra que generosamente hoy donas para enriquecer el bagaje de este museo”.
Enseguida le entregó un reconocimiento por ser embajador de nuestro municipio en el mundo.
Los celayenses ahí reunidos, muchos de ellos artistas locales, acompañaron al pintor y a las autoridades municipales a conocer la nueva pintura que ahora forma parte del catálogo de arte del museo.
Comparten momentos con Octavio
“Somos primos segundos por parte de nuestros abuelos que eran primos hermanos, convivimos mucho en nuestra infancia, sobre todo cuando mi tía Tabana nos enseñaba a ver las nubes, en las nubes veíamos las figuras y desde entonces él comenzaba a dibujar”.
Martha Solano
“Él siempre está muy contento y muy dispuesto a venir a Celaya, aquí tiene muchos amigos y familiares, mucha gente que lo aprecia, siempre que viene lo colman de cariño, invitaciones y él, muy complacido de recibir todo ese cariño de la gente que lo vio crecer, familiares y amigos de toda la vida”.
Ángel Ocampo
“Me encantó el evento estoy muy contenta de estar con él como familia, estarlo acompañando en estos momentos, es una persona increíble, excelente, gran familiar, gran tío; y pues invitar a la gente a que venga al museo a conocer su obra”.
Maricarmen Ocampo
“A pesar de su gran talento siempre ha mantenido los pies sobre la tierra”
Ángel Ocampo, sobrino del reconocido exponente del arte metamórfico, Octavio Ocampo, compartió en entrevista para AM cómo su ejemplo de humildad ha sido el mayor aprendizaje que ha recibido de su tío.
Él es una persona muy humilde, a pesar de su gran talento siempre ha mantenido los pies sobre la tierra y siempre ha tratado de mantenerse cerca de las personas que lo vieron crecer, que lo apoyaron en todos los momentos, desde antes que él tuviera cierta relevancia en el arte; aún sigue conservando a sus mismos amigos. El mayor aprendizaje que he tenido de él sería eso: la humildad”.
Ángel, quien ha tenido la oportunidad de acompañarlo en cada celebración de aniversario que ha realizado el Museo de Arte en Celaya, describe al artista como una persona muy apacible y sensible, gran lector y fan del cine clásico de Hollywood.
Como buen artista es una persona muy sensible, se fortalece mucho de todas las emociones, de todas las personas que tiene la posibilidad de frecuentar, viejas amistades, familiares que a lo mejor no veía hace tiempo, es muy sensible y aprecia mucho ese contacto humano.
“Le gusta salir a pasear en la ciudad cuando viene, siempre está ese factor nostalgia cuando regresa a la ciudad”, comparte.
Además agrega que el pintor celayense es un gran lector y un ávido fan del cine.
“Sabe mucho de cine clásico, le gusta ver películas clásicas con las grandes estrellas de Hollywood clásico, le emociona mucho ese tema”, comparte.
Receptor de un legado de talento, Ángel Ocampo, quien es hijo del escultor celayense del mismo nombre y también nieto de Don Ángel Ocampo, se dijo agradecido por el cariño que la gente siempre le profesa al creativo pintor del arte metamórfico en cada visita que realiza a esta su ciudad.
Y concluyó: “Me ha gustado bastante (la celebración de aniversario) he tenido oportunidad de estar en cada aniversario del museo, lo están haciendo de una forma bastante relevante y de gran interés tanto para las personas de esta ciudad, como para las personas que la visitan”.
“Fui muy feliz aquí en Celaya”
El maestro Octavio Ocampo asegura que le encanta su ciudad, “la veo bella” dice- y comparte que los mejores recuerdos que tiene de la tierra que lo vio nacer son los de su infancia.
Los mejores recuerdos de Celaya& mi infancia, fui muy feliz aquí en Celaya, por ejemplo cuando iba a la Escuela de Artes Plásticas con mi maestro, el profesor (Salvador) Zúñiga, eran momentos felices”.
Lugares como la Alameda o los barrios tradicionales de Celaya, son algunos de los que suele visitar cuando está en Celaya y no pierde oportunidad de saborear los antojitos típicos como las Gorditas de Tierras Negras.
Respecto a su obra “Doña Josefa y Don Miguel”, la cual donó al Museo de Arte Octavio Ocampo, con motivo de su cuarto aniversario, el pintor contó que para su creación va “buscando los elementos para que una imagen se transforme en otra por medio de un espejo”, y tras la elaboración de cada una de sus obras, el impacto que le gustaría causar en quienes van a observarlas es interés y alguna buena impresión o sentimientos varios, que pueden ser de amor, de gusto, de espanto o de susto, pues en la misma pintura puede haber por ejemplo, un ángel y un demonio, menciona.
Ocampo cuenta con al menos 8 mil obras registradas, pero son incontables las que han salido de su mano.
MGL