El Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña abrió sus puertas para recibir a la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el marco del Festival de las Artes, Ciencias y Humanidades.
Esta agrupación de jóvenes talentos, bajo la batuta de Gustavo Rivero Weber, deleitó a los leoneses con un magno concierto que incluyó el tríptico sinfónico El jardín encantado, de Alfonso de Elías; Adagietto de la Sinfonía no. 5 en Do sostenido mayor, de Gustav Mahler; Concierto para piano no.2, de Ludwig van Beethoven; Introducción y allegro, de Maurice Ravel; y un set de danzas populares rumanas, de Béla Bartók.
Protesta UNAM desde el arte por caso Ángel Yael
Una vez estuvieron los artistas en el escenario y antes de comenzar con el concierto, la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad León, se solidarizó con la comunidad de la Universidad de Guanajuato y lanzó un mensaje de rechazo a la violencia contra los estudiantes, víctima de la cual Ángel Yael perdiera la vida a manos de un elemento de la Guardia Nacional en Irapuato.
“Nos sumamos al legítimo reclamo social de vivir en un ambiente de paz, al tiempo que exigimos el esclarecimiento de los hechos y la consecuente impartición de justicia. Nos sumamos a la pena que embarga a las familias afectadas por estos inadmisibles hechos”, se escuchó en el pronunciamiento.
Acto seguido, los presentes se pusieron de pie y guardaron un minuto de silencio en memoria de Ángel Yael Ignacio Rangel.
De un jardín mexicano a las danzas populares rumanas
Luego de la pausa, fue recibido en el escenario con un caluroso aplauso, el también fundador de la OJUEM, el maestro Rivero Weber. Con las primeras notas del tríptico sinfónico, el vaivén de las flautas y los violines, junto al golpeteo de las percusiones, evocaban los oyentes un auténtico Jardín Encantado, donde hay una Fuente Maravillosa digna de Contemplación; tal como los títulos de cada uno de los movimientos de esta composición del pianista y pedagogo mexicano.
Tras el breve Adagietto de Mahler, llegó el momento estelar de la noche; la presentación de los dos instrumentistas solistas, Rodolfo Henkel en el piano y Joana Téllez en el arpa. Quienes interpretaron el Concierto para piano y orquesta no. 2 en Si bemol mayor, Opus 19 e Introducción y Allegro, respectivamente.
El momento más celebrado fue la participación de Henkel, ganador de diversos concursos de piano y composición en el país. Luego de recibir su ramo de flores y despedirse entre palmas, el público lo reclamó de nuevo en el escenario. Él atendió al llamado e interpretó una pieza más, gesto que los presentes agradecieron en consecuencia.
Antes de despedirse, el maestro Gustavo Rivero dirigió unas palabras a la concurrencia:
“Estamos muy honrados de estar en la ENES León como cada año desde antes de comenzar la pandemia. Estamos muy contentos de poder regresar a este teatro tan bonito”.
Al término del concierto, tanto el director como los miembros del ensamble sinfónico fueron aclamados de pie por varios minutos.
Unamitas fascinados y orgullosos
En las escalinatas del teatro los comentarios eran satisfactorios. Sobre todo de quienes se sintieron orgullosos de pertenecer a la máxima casa de estudios del país como Daniel Álvarez y Yadira Hernández, estudiantes de odontología de la ENES León. Yadira apuntó que el concierto le pareció “emotivo”, pues le provocó “una explosión de sentimientos”. Asimismo, se dijeron orgullosos de pertenecer a la comunidad puma.
Leslie Meza, estudiante de ortodoncia, coincidió con el sentir de sus compañeros:
“Me llena de orgullo pertenecer a esta institución y me da gusto que la orquesta por fin haya regresado con un concierto tan bonito. Cada año me quedo con ganas de que vuelvan a regresar (sic)”.
Los violinistas integrantes de la OJUEM Efraín Benavides, Martín Medrano, Jesús Arroyo y Abraham Hernández, en entrevista, confesaron que extrañaron presentarse en León debido a la pandemia por Covid- 19. “El recibimiento siempre es muy grato aquí en León y en este teatro”, apuntó Medrano.
Por su parte, Abraham señaló la importancia de fomentar la cultura en las ENES y demás centros descentralizados de la UNAM. “Somos un mismo equipo, así que es importante”, reiteró.
Finalmente, Efraín Benavides confesó que los dos años de pandemia que estuvieron alejados de los escenarios fueron muy duros para ellos
“Estuvimos dos años sin tocar nada y de repente venir acá y ver el teatro lleno, para nosotros como músicos es muy bonito. Nos recuerda porqué queremos hacer esto”.