El Auditorio Renacimiento de la Academia Renacimiento y Trinitate Philharmonia fue el marco perfecto para para el recital que, como cada año, la maestra de piano, Marilú Anaya, organiza para que sus destacados alumnos hagan muestra de lo aprendido en sus lecciones musicales.
Desde muy temprano se veía llegar a los músicos llegar al Auditorio Renacimiento acompañados de sus familiares y amigos, todos atendiendo al código de vestimenta formal que se solicitó para tan bello recital. El programa estuvo compuesto por 19 participaciones, que incluían piezas clásicas, banda sonora de algunas películas y hasta un par de canciones de la agrupación Coldplay.
Samuel Rivera Galván fue el encargado de abrir el concierto con “Arabesque Núm. 1” de Debussy. Entre cada pieza, la maestra Marilú, acompañada por su alumna, Luciana Zermeño, fungían como maestras de ceremonias y sostenían un ameno diálogo entre ellas, en el que explicaban al público un poco de los compositores o algunos datos interesantes sobre el piano.
Todas y cada una de las participaciones de los alumnos tuvieron algo de especial, pues se esmeraban por compartir su toque único al momento de tocar. Paula Zermeño sorprendió a los asistentes interpretando “Got those blues”, una pieza cuyo arreglo fue hecho por ella y por su maestra Marilú y como si eso no fuera suficiente, durante la presentación la joven pianista tocó acostada, de espaldas y con los brazos cruzados.
Otro de los números que conmovieron al público fue la ejecución de la pieza “Corazón de niño” del pianista argentino Raúl di Blasio, interpretada por Luz Gabriela Ramírez, quien dedicó la participación a su mamá. La pequeña de 7 años de edad tocó la partitura exacta que interpreta di Blasio, en el mismo tono y con las mismas variaciones, lo que representa un importante grado de dificultad, pero la artista tuvo un dominio excelente de la pieza.
Algunos de los números tuvieron el acompañamiento de José Sánchez, violinista, quien participó en la interpretación de temas como “Titanic”, “Viva la vida”, “Piratas del Caribe”, entre otros.
Casi hacia el final de la presentación, la maestra Anaya convenció a uno de sus alumnos más pequeños, Fernando, para que subiera a tocar. La profesora se sentó junto a él en el piano, para brindarle la seguridad necesaria y que interpretara “No se habla de Bruno”, momento que enterneció al público.
Una vez que el programa concluyó con la “Balada núm. 1 en sol menor” de Chopin, los asistentes pidieron que la maestra hiciera una demostración de su talento y ella aceptó gustosa, interpretando una composición propia que dedicó con mucho cariño a uno de los asistentes.
Todos los alumnos recibieron un presente por parte de su maestra para felicitarlos por el gran trabajo que hicieron estudiando sus melodías y al final no podían dejar de congratularse entre ellos y tomarse fotos para rememorar la gran noche de recital.
A la salida del Auditorio Renacimiento los esperaba un cóctel pensado para todas las edades, donde los artistas convivieron con su familia y compañeros, mientras disfrutaban de más música en vivo.