El Guanajuato International Film Festival (Giff) sirve como una plataforma para que quienes trabajan en la industria del cine compartan sus conocimientos y experiencias con todo el público.
En una charla muy enriquecedora, Lu Islas y Aranza Engle hablaron sobre su trabajo en el estudio de animación “Taller del Chucho”, mismo que participó en la realización de la película “Pinocchio” de Guillermo del Toro.
Lu Islas es artista plástica y en el taller es la encargada de las marionetas, mientras que Aranza Engle es la coordinadora de producción. Las artistas comenzaron platicando que el taller es el más grande de su tipo en Latinoamérica y está al nivel de otros estudios de animación en el mundo.
“Este lugar es un sueño. El talento ya existe, en México hay muchísimo, pero faltaba un espacio que fuera la guía, un lugar donde se pudiera desarrollar”, comentó Aranza.
“Lo que más me gusta del ‘Taller del Chucho’ es que cuidan mucho a sus artistas y procuran tener espacios de trabajo cómodos, algo que en nuestro país a veces es difícil de encontrar”, dijo Lu Islas.
Algo que ambas resaltaron, es la destacada participación de las mujeres en el mundo de la animación. Si bien, para la dupla de artistas ha sido un reto que la gente, especialmente los hombres mayores de la industria, las tomen en serio por su edad y por el simple hecho de ser mujeres, su tenacidad y la calidad de su trabajo las ha llevado a estar al frente de proyectos importantes.
Pinocchio
Hasta el momento, el proyecto más grande en el que trabajó el estudio de Guadalajara fue “Pinocchio”. En el taller se realizaron 7 minutos de la premiada película y para lograrlo se requirió de un año y medio de trabajo.
En “El taller del Chucho” se realizaron las escenas donde aparecen los conejos, toda la parte del inframundo y la escena postcréditos, que es cuando el grillo y los conejos bailan, dicha escena es la toma más larga de toda la película.
“El ‘Taller del Chucho’ es una iniciativa de Guillermo del Toro y él nos dio esa participación como un regalo. Se pensó qué escenas serían las ideales y por supuesto que el inframundo tenía que hacerse en México. Además es un escenario que no existía en otra parte de la película así que no había que replicar exactamente otros espacios”, comentó Engle.
Para lograr este trabajo, los artistas mexicanos trabajaron de la mano con el estudio madre del proyecto, “Shadow Machine” que se encuentra en Portland.
“Lo más complejo fue adaptarnos a su forma de trabajar, incluso tuvimos que conseguir los mismos materiales que ellos usaron para que todo luciera como un mismo universo, pero aprendimos muchísimo de ellos y queremos compartir ese conocimiento”, dijo Lu Islas.
Después de este gran impulso, el taller se encuentra incubando proyectos con más estudios internacionales que por ahora no pueden ser revelados, pero que en su debido tiempo seguirán enalteciendo el cine stop motion.