La quinta función del 18° Festival de Monólogos, Teatro a una Sola Voz, contó con el talento de la dramaturga y actriz Leticia Valenzuela, en la presentación del unipersonal “Los sueños de la lluvia”.
Cuando los asistentes ingresaron al Teatro María Grever, una jaranera se encontraba tocando su instrumento sobre el escenario, trasladando la atmósfera hasta tierras veracruzanas.
Apenas se dio la primera llamada, un canto de mujer comenzó a escucharse, mientras una figura difusa comenzó a moverse ante los ojos de los espectadores. Debajo de una tela traslúcida salió una mujer con falda, quien comenzó a relatar la historia.
Fue así que los espectadores se enteraron que la oradora pertenecía a un grupo de mujeres que vivían cerca de un basurero, en una zona húmeda y calurosa.
Una noche, el basurero se incendió y a partir de ese momento las mujeres decidieron organizarse para pedir que cambien el tiradero de lugar, pues ellas merecen tener una vivienda digna.
Después de múltiples visitas y manifestaciones en el ayuntamiento, la comitiva logra su objetivo, aunque no sin sufrir hostigamiento y represalias por parte del gobierno.
Afortunadamente, nada de ello mermó su valor, al contrario, la unión se volvió más fuerte y formaron una casa de salud, un huerto comunitario, gallineros, además de establecer una cooperativa.
Gracias a las descripciones del paisaje, de la comida, del clima y del léxico del personaje, el contexto veracruzano podía sentirse en la narración, que terminó con otro puente musical de jarana.
El público aplaudió emocionado el texto escrito por la misma Leticia Valenzuela, y que está inspirado en la historia de las autodenominadas Promotoras de la Salud de Minatitlán, al sur de Veracruz, quienes en 1989 lucharon por mejores condiciones de vida después del incendio.
“Los sueños de la lluvia” está dedicada a este grupo de mujeres, a quien Valenzuela ha elegido visibilizar con su arte, homenajeando su historia, así como la tierra lluviosa que las vio nacer y que les dio la fortaleza para luchar por su derecho a una vida digna.