El 27 de octubre, el Teatro Juárez cumplirá 120 años de haber sido inaugurado, con la presencia del entonces presidente de la República, Porfirio Díaz.
Hoy, será reabierto después de un año y medio de trabajos de remodelación, para dar paso a la realización del Festival Internacional Cervantino en su edición número 51.
Lo que poca gente sabe es que el nombre de este teatro fue dedicado en honor a Benito Juárez, pues el proyecto inició en 1872, año en que muere el entonces Presidente de la República y creador de las Leyes de Reforma, destacó el historiador Luis Ernesto Camarillo Ramírez, en entrevista con AM.
Surgió a raíz del triunfo de la reforma liberal nacional encabezada por Benito Juárez en el siglo XIX, a la cual era afecto el gobernador guanajuatense Florencio Antillón, también liberal.
“Lo aprobó el Congreso del Estado, porque es una obra del Gobierno del Estado. Se aprueba un proyecto grandote, de una arquitectura monumental que no se había visto en Guanajuato”.
El proyecto original tenía tres fachadas, no existía el Jardín Unión, sino en su lugar estaba el atrio del Templo Dieguino.
En ese lugar, se iba a construir una gran plaza que se pretendía llegara hasta el actual Agora del Baratillo, como parte del conjunto arquitectónico del nuevo teatro.
En el terreno donde se construyó estaba el Hotel Emporio, edificado sobre lo que fue el convento del Templo de San Diego, que está a un lado.
“Pero el proyecto comienza con muy mala estrella. Solo se levantan las columnas del pórtico y se acabó el dinero. Ya no pudieron seguir. Hubo quien dijo: yo lo compro o ¿quién lo compra? La obra estuvo parada por una década”.
Una de las razones fue que en los primeros años del gobierno de Porfirio Díaz, no dio apoyo al gobernador guanajuatense Florencio Antillón.
“Hasta que en el periodo 1880-1884 llegó el gobernador Manuel González y retomó el proyecto. Entonces hubo un pacto entre Porfirio Díaz y Manuel González para que Guanajuato tuviera un resurgimiento”.
El autor del libro “El Gran Teatro Juárez, una vida en escena”, informó que el autor del proyecto arquitectónico original fue José Noriega, quien también estuvo a cargo de los teatros Manuel Doblado, de León, de la Paz, de San Luis Potosí.
Destacó que de los tres recintos culturales, solo el de Guanajuato conserva sus interiores originales. Los otros dos los cambiaron completamente con los años.
Pero Manuel González murió siendo gobernador y en su lugar fue nombrado Joaquín Obregón González, así que le asignó continuar con la obra a Antonio Rivas Mercado, de la Ciudad de México.
Luis Ernesto Camarillo no lo dijo, pero Rivas Mercado era uno de los arquitectos favoritos del Porfiriato. Tanto así, que le encargó diseñar y construir la Columna de la Independencia, de la capital del país, para conmemorar el primer centenario de la lucha armada que iniciaron Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y Juan Aldama, y que fue inaugurada en 1910.
También, años antes, había diseñado y construido el magno palacio que hoy es el Museo Nacional de Arte, en la Ciudad de México.
Estuvo cerrado dos años
La construcción del Teatro Juárez fue terminada alrededor de 1901, pero no fue inaugurado durante dos años porque Porfirio Díaz no tenía tiempo de venir a Guanajuato para hacerlo. El costo total de la obra fue de 151 mil 925 pesos.
Mientras tanto, permaneció cerrado, a diferencia del Palacio de los Poderes, en la Plaza de la Paz, que había sido terminado en 1900 y estuvo funcionando durante tres años, hasta que el Presidente Porfirio Díaz pudo venir a inaugurar ambos edificios el mismo día, además de la estatua de la Plaza de la Paz y el monumento a Miguel Hidalgo en el Jardín de las Acacias.
Hasta que finalmente, el 27 de octubre de 1903, se inauguró “El gran Teatro Juárez”, con la presentación de la ópera Aída, que también será puesta en escena este viernes de la reapertura.
Porfirio Díaz se hospedó esa noche en la casa del gobernador Joaquín Obregón González -donde hoy se encuentra el Bar Luna-, para participar al día siguiente en el baile de gala dentro del propio Teatro Juárez.
Sin embargo, “la verdad es que se tiene un teatro, pero no se tiene un programa”, señaló Luis Ernesto Camarillo, por lo que el flamante recinto no recibió obras dramáticas, sino todo tipo de diversiones populares: coronaciones de reinas, funciones de box, compañías de comedias itinerantes, el circo y hasta graduaciones de los niños de la escuela.
Durante los años 50´s y 60´s, las proyecciones del Cine Montes se hacían en el Teatro Juárez.
“Una vez entrevisté a Eugenio Trueba y me contó que en los años 30’s, 40’s y 50’s, estaba muy feo: no había tazas en los baños, los cristales estaban rotos, de tal manera que durante las funciones se movían las cortinas. Cuando hacías las funciones de teatro del Colegio del Estado, se llamaban ‘funciones de los cristales rotos´, porque lo recaudado se utilizaba para comprar vidrios y colocarlos en el teatro”, recordó el historiador.
El deterioro era tal -agregó- que en los años 50’s, se conformó un patronato del Teatro Juárez, encabezado por los famosos actores Dolores del Río, Pedro Armendariz y Cantinflas, entre otros, quienes organizaban funciones para recaudar fondos con el fin de remodelar el lugar.
Fue hasta el segundo rectorado de Eugenio Trueba Olivares, que lo rescató para las bellas artes en la década de los 70’s, como parte de su cruzada cultural en la Universidad de Guanajuato, pues fue él, en la misma época, que fundó el Cine Club. La UG lo rentó.
“En ese tiempo, toma el Teatro Juárez don Isauro Rionda, gran historiador de Guanajuato, y también fundador de instituciones, como centro de las artes, fue una especie de Casa de la Cultura. Los Tiempos Pasados (agrupación que toca música antigua) nacieron ahí. Fue así un momento en que tuvo mucha vida el Teatro Juárez”, refiere Camarillo Ramírez.
Nace el Festival Cervantino en su escenario
Un resurgimiento vino cuando, en 1972, el Teatro Juárez fue de los escenarios que vieron nacer al Festival Cervantino.
A propósito de ese acontecimiento, a cuya inauguración vinieron Dolores del Río y Cantinflas, al recinto le pusieron zoclo y cambiaron la alfombra.
Pero aún así, no estaba completo, pues años después, el Conaculta traía cada año su iluminación, equipo de sonido, consola y hasta a los técnicos que los operaran. Terminado el festival, se los llevaban.
En la década de los 80’s, el salón de sesiones del entonces Congreso del Estado, ubicado en el antiguo edificio de Plaza de la Paz, tuvo que ser acondicionado para colocar más curules, en vista de que había aumentado el número de diputados.
Mientras duró la remodelación, los legisladores sesionaron en el Teatro Juárez. Incluso el gobernador Enrique Fernández Martínez tomó posesión ahí.
Durante los años 90’s, y hasta principios de la década de 2000, los conciertos de la OSUG se realizaban ahí.
Como sede del Festival Internacional Cervantino, el Teatro Juárez ha sido escenario, en los últimos 52 años, de grandes artistas internacionales.
“Este se mantiene como un pequeño relicario en el centro del país”, concluyó el historiador Luis Ernesto Camarillo.