Con la tradicional canción polaca de cumpleaños, “Sto lat”, se celebró el 80 aniversario de la llegada de refugiados polacos a Santa Rosa Plan de Ayala en la Ciudad del Niño Don Bosco.
Durante la celebración también se realizó la exposición fotográfica titulada “Los Niños de Siberia” y se realizó una carrera atlética, entre otras actividades. El evento fue organizado por la Embajada de Polonia en México junto con el Instituto de Memoria Nacional, la Ciudad del Niño Don Bosco y la Presidencia Municipal de León.
De un campo de concentración a Santa Rosa
De los mil 453 refugiados polacos que llegaron a Santa Rosa en 1943 y 1947, únicamente sobreviven dos: Valentina Grycuk y Alexandra Grzybowicz.
Valentina compartió que salió de Polonia cuando tenía dos años junto con sus abuelos paternos y una tía, permanecieron tres años en Siberia en un campo de concentración y después fueron enviados a Santa Rosa en León.
“Aquí fui muy feliz porque nos recibieron con los brazos y el corazón abiertos. Para mí Santa Rosa es mi casa, he vuelto muchas veces y me siento como pececito en el agua. Me encanta venir, mis recuerdos en este lugar son hermosos, aquí aprendí mis primeras letras y en la capilla hice mi Primera Comunión.
“Mi gratitud para León, México y Santa Rosa, no tengo más que palabras de agradecimiento, aquí tengo a mis amigos, hijos y nietos. Viví aquí hasta los nueve años, en 1946 que terminó la guerra, tuvimos que desalojar. Me casé, mi esposo era de León, tuvimos ocho hijos”, contó.
Recordó que la primera vez que regresó a Polonia fue en 1974 para conocer a su papá debido a que cuando estuvieron en Siberia se lo llevaron al ejército y ella tenía dos años.
“Eran huérfanos del mundo”
Para Ricardo Villalobos Grzybowicz, originario de León, hijo de Aleksandra Grzybowicz a quien de cariño llaman Olenka y una de las refugiadas polacas que aún sobreviven, es necesario realizar estos eventos que recuerdan los horrores de las guerras.
“El conflicto en Ucrania es una extensión de lo que le pasó a mi madre porque el lugar donde nació, el pueblo de Krzemienec, antes de la Segunda Guerra Mundial era parte de Polonia y hoy es Ucrania. Hay que buscar las formas de parar las guerras”, platicó.
“Mi madre, que ahora está enferma y no pudo asistir, tiene 92 años y celebró un cumpleaños nueve muy diferente porque ese día derribaron la puerta de su casa entre cuatro o cinco soldados rusos buscando llevarse a la familia. Se los llevaron a Siberia”.
Mencionó que su mamá le contó, que ella y otros refugiados llegaron a León en tren luego de un largo viaje para salir de Siberia, cruzaron por tierra Afganistán, Irán, Irak, la India y luego un barco los llevó a San Francisco, Estados Unidos, donde abordaron un tren a Laredo y de ahí otro a León donde los recibieron con flores y dulces.
Aleksandra se casó con Juan José Villalobos Escalante a los 23 años y formaron una familia de 11 hijos.
“Siento un inmenso agradecimiento con la gente de León que les abrió su casa a los refugiados polacos porque eran huérfanos del mundo, mientras haya ciudadanos de corazón sin importar las nacionalidades y fronteras, tenemos esperanza como humanidad”, expresó Ricardo.
“Por León siento un cariño increíble”
Andrzej Rattinger Aranda contó que su padre Wladyslaw Rattinger Wysocki fue el comandante del segundo grupo de refugiados polacos que llegó a Santa Rosa el 2 de noviembre de 1943.
Wladyslaw fue deportado a Siberia y liberado del gulag Narian-Marlag B-7 en septiembre de 1941. Le asignaron al ejército inglés para sacar del Medio Oriente vía Mumbai a los civiles polacos en un transporte que llevó a México 727 refugiados (187 huérfanos).
“Es increíble que esto se repita, la guerra de Ucrania es prácticamente lo mismo, una invasión soviética a un país que no le hizo nada, simplemente para ganar territorio y mano de obra, es lo mismo de 1939.
“Por León siento un cariño increíble, yo me fui a estudiar a Guadalajara y vivo allá, pero vengo con frecuencia a visitar a la familia de mi mamá”, compartió.
“Queremos mantener la memoria de este hecho histórico”
El Embajador de Polonia en México, Maciej Zietara expresó que hoy en lo que fue un refugio para los polacos funciona la Ciudad del Niño Don Bosco, que de alguna forma sigue la tradición de apoyar a los niños y adolescentes que tienen algunos percances en la vida, pues de los refugiados, 280 eran niños.
“Eso lo estoy llevando a cabo los padres salesianos. Es recordar qué significado tiene el pasado para el presente y el pasado de la solidaridad que se demostró a los polacos y la realidad de hoy.
León es una ciudad muy especial, la historia de Santa Rosa y los refugiados tiene una simbología muy particular y también en todo México viven descendientes de los llamados niños de Santa Rosa, es una comunidad muy significativa y queremos mantener la memoria de este hecho histórico”, dijo.