Poco antes de las 6 de la tarde, una fila comenzó a formarse en el exterior del Teatro María Grever. Los seguidores del multiinstrumentista Steven Brown aprovecharon su parada en el Festival Internacional de Arte Contemporáneo de León para deleitarse con su música.
Aunque apenas terminó de llenarse la planta baja del teatro, el público que se reunió se mostró muy entusiasta en escuchar a uno de los fundadores de la banda de rock de los setentas, Tuxedomoon.
Después de la tercera llamada las luces ambientales se apagaron, dejando que los reflectores iluminaran únicamente a los músicos que se encontraban sobre el escenario.
Beto Cruz en el bajo y guitarra, Onésimo García en la trompeta y Oscar “Oxama” Martínez en las percusiones, acompañaban a la silueta de traje que comenzó la noche sentada frente al piano: Steven Brown.
El músico inició su presentación con la canción “Book”, una tonada melancólica que se desprende de su último disco “El hombre invisible”. A continuación cambió su elegante saco por otro hecho de lentejuelas amarillas y sin más presentación que la palabra “showtime” la banda interpretó un ritmo más cercano al jazz.
Aunque la ejecución de los músicos era impecable, el volumen de los amplificadores era algo elevado para un espacio tan pequeño como el Teatro María Grever, que además cuenta ya en su estructura con la acústica adecuada para la ejecución de instrumentos en vivo, especialmente para aquellos tan potentes como los de viento.
Pero esta característica no pareció incomodar a los fanáticos, especialmente cuando Brown con un perfecto español, aunque no exento de acento norteamericano, dedicó la canción de la banda Tuxedomoon “Muchos colores” al pueblo de Palestina.
“Hay también otros muchos colores y hay también mucha esperanza”, citaban los versos de la canción, que a su término arrancó un “Viva Palestina” de algunas personas del público.
El concierto continuó con la místico track “Dark Temple”, seguido de una pieza instrumental donde Brown demostró su versatilidad, alternando entre el piano y el clarinete.
Dicha balada recordó a la música oaxaqueña por sus alientos y percusiones y fue la manera en que Brown realizó un homenaje sonoro al estado mexicano en el que reside desde los noventas.
Otro de los momentos en los que el músico dejó entrever sus inclinaciones políticas expresadas en su música, fue cuando dedicó el tema “Resist” al movimiento contracultural “Las Panteras Blancas”, del que fue miembro en los setentas.
Después el músico decidió dar un giro completamente distinto interpretando una canción en italiano, “Un giorno dopo l’altro” de Luigi Tenco y que se ha convertido en uno de los clásicos dentro de su repertorio.
Por más de una hora el músico sorprendió con su versatilidad de estilos y de conocimientos, regalando al FIAC un espectáculo lleno de emociones.