Las voces de 15 coros infantiles inundaron con su magia e inocencia el Teatro Manuel Doblado durante el Magno Concierto de fin de año de los Coros Infantiles Comunitarios.
Dichos grupos corales pertenecen al proyecto Territorios Culturales, impulsado por el Instituto Cultural de León, que tiene como objetivo aportar al desarrollo social y cultural de la ciudad con programas artísticos que descentralicen la cultura y la vuelvan accesible para todos.
Padres, hermanos y allegados ocuparon más de la mitad del gran teatro para disfrutar del talento de los pequeños cantores.
El programa se tituló “Colores de México y el mundo” y se dividió en dos partes; la primera ejecutada por el Coro Representativo, quienes se hicieron cargo de la música nacional.
Haciendo honor a las raíces del pueblo mexicano, el concierto empezó con la canción “Xochipitzahuatl”, canción de los pueblos nahuas.
A continuación interpretaron otros clásicos de nuestra cultura como “La llorona” y el son veracruzano “La Bruja”.
Al término de esta primera parte, el quinteto de cuerdas de la Escuela de Música de León, conformado por dos violines, una viola, un cello y un contrabajo, comenzaron a dar guiños del espíritu navideño al interpretar “Carol of the Bells” o “Canto de las campanas” durante un breve intermedio.
Posteriormente, uno a uno entraron al escenario decenas de niños uniformados con una playera blanca y una bufanda roja; eran los Coros Infantiles Comunitarios, quienes fueron los encargados de realizar un viaje internacional por la música representativa de varios países.
Sorprendiendo a los asistentes, la primera interpretación de los cantores políglotas fue “Akai Hana”, canción japonesa que estuvo acompañada de una delicada mímica que ayudaba a transmitir la paz y cadencia de la canción.
A continuación los pequeños trasladaron a los asistentes al tradicional Congo y en la lengua kiluba recordaron los piñales con la canción “Banaha”.
Antes de regresar al idioma español, los cantantes regalaron una alabanza a Dios en la lengua africana bemba, con la pieza tradicional de Zambia, “Bonse Aba”.
Ni el viaje mundial ni la obertura mexicana pudieron ignorar las fechas decembrinas, por lo que en lo alto se elevaron los cánticos de “Noche de Paz”, “Adoremos” y “Navidad Mexicana”, cerrando así para los pequeños y sus maestros un año en que el crecimiento artístico y la creatividad formaron parte del día a día.