Doña Josefa de Busto y Moya. Foto: Especial

Desde hace unos meses que Guanajuato se encuentra celebrando los 200 años de su proclamación como estado libre y soberano, y ahora el aniversario del bicentenario está a tan sólo unos días de conmemorarse.

Es por ello que, en vísperas del festejo, se hace un repaso por algunos de los guanajuatenses más destacados a lo largo de la historia de nuestro estado. 

 

Josefa Teresa de Busto y Moya

Nació en 1682 en la entonces villa de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato. Tras la muerte de su marido, el español Don Manuel de Aranda y Saavedra, Doña Josefa comenzó a administrar los negocios del finado. 

Estando al frente de la economía familiar, la benefactora comenzó a tomar decisiones que serían fundamentales para la historia del futuro estado de Guanajuato. 

El 23 de mayo de 1732, Doña Josefa se presentó con el escribano público, Don Félix Alfonso Martínez de León, para constatar formalmente su ofrecimiento de 60,000 reales para la manutención del Colegio de los padres de la Compañía de Jesús, si es que se obtenía en permiso real para fundarlo en los próximos 8 años. La institución se convertiría con el tiempo en la Universidad de Guanajuato. 

Mientras esperaba la respuesta real, Doña Josefa donó también la casa que tenía en la calle de Cereros (hoy renombrada calle Lascuráin de Retana), lugar donde ahora se encuentra el Edificio Central de la UG.

La iniciativa de la benefactora fue respaldada por empresarios mineros de la villa, quienes recaudaron fondos y se comprometieron a donar otra parte, siguiendo las condiciones de Doña Josefa. 

En el mismo año de 1732, el virrey Don Juan de Acuña y el obispo de Michoacán, don Juan José de Escalona y Calatayud, autorizaron que se asentaran en la villa minera un grupo de padres Jesuitas que conformaron el Hospicio de la Santísima Trinidad, tal como lo proponía Doña Josefa.

Fue hasta 1744 que el Rey daría la autorización para que se fundara el colegio del mismo nombre.

Aunque Doña Josefa de Busto y Moya no vio materializado su sueño, pues murió en 1742, se reconoce que gracias a su iniciativa el día de hoy Guanajuato cuenta con la máxima casa de estudios. 

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