Enrique Carlos Greenwell Castillo recibirá el homenaje en vida de que el pasaje entre el Teatro Juárez y el Templo de San Diego lleve su nombre. 

Un reconocimiento que no cree merecer más que otros ingenieros y guanajuatenses. Aunque su labor por la conservación de Guanajuato habla por sí sola. 

 Pasaje entre Teatro Juárez y el Templo de San Diego. Foto: María José Soto.

Para entender la importancia de la trayectoria del arquitecto, hay que conocerlo primero. Hizo su licenciatura en la Universidad de Guanajuato (UG) al igual que la maestría. Fue de la tercera generación de la licenciatura en Arquitectura. 

Justamente ahí aprendió que la restauración no es más que “una clase de idiomas” y es que para él, la técnica pasa a segundo plano, pues el objeto a restaurar le muestra lo que le duele, le cuenta su historia y le habla de lo que necesita hacerse.

“Los créditos que componen la maestría en restauración en realidad eran un curso de idiomas, en donde yo aprendía el idioma con el que el edificio me decía, por qué estaba en el estado en el que estaba”, comentó Greenwell

El legado del arquitecto es visible en Guanajuato. Foto: María José Soto.

                  

Al terminar la carrera entró al Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), donde durante 14 años perfeccionó sus conocimientos prácticos de construcción. 

Después, como independiente llevó a cabo la intervención en la imagen urbana en la calle Miguel Hidalgo (conocida como la Subterránea) en 1987, mismo año que hizo el proyecto ejecutivo para la nueva vialidad de acceso a la ciudad de Guanajuato.

La misma valía tiene para una familia restaurar la foto de la boda de sus abuelos que para la gente de San Miguel de Allende restaurar su parroquia… Lo mismo restaurábamos nosotros mosaicos, que metales, que obra común, lo mismo adecuábamos un edificio para un nuevo uso que un proyecto de restauración de la calle Subterránea, tuvimos versatilidad”, mencionó.                      

Restauró monumentos de Guanajuato

De ahí le siguieron 29 años de trayectoria solamente en el área de la restauración. Todas sus intervenciones las hizo con todo el respeto a quienes originalmente hicieron el monumento o sitio. Pues su materia exige no solo eso, sino versatilidad y modestia; pero sobre todo que no debe de notarse el trabajo y matizarse. 

Justamente ese fue uno de los retos a lo largo de su carrera, el equilibrar que no se notara la intervención y que al mismo tiempo se viera por la gente y los funcionarios públicos que proporcionaban el recurso. 

Su trabajo lo llevó a conocer a fondo las ciudades, su historia, cultura y contexto, así logró observarlas y no solo verlas. 

A mí me dicen ‘¿cuál es tu obra preferida?’ y yo les contestaba todas. Porque el común denominador, independientemente del género, sea iglesia, sea teatro, sea una escultura, es que siempre lo manejamos con mucha modestia a la persona que originalmente en su tiempo hizo con mucho esfuerzo”, dijo Greenwell Castillo. 

En un diálogo con Periódico AM, el arquitecto dejó ver su amplio conocimiento en la materia, su modestia y en especial su amor por Guanajuato, “es mi obligación como guanajuatense, conservar y promover la historia de la ciudad para los visitantes para que no caigan en los merolicos y les inventen por 50 o 100 pesos que los van a llevar a ver la tumba del Quijote”. 

Su libro ‘El Teatro Juárez y yo’ se ha convertido en un texto clave para la restauración de la ciudad. Foto: María José Soto.

El pasado diciembre pasado, el Ayuntamiento de Guanajuato Capital aprobó que el pasaje entre el Teatro Juárez y el Templo de San Diego se llame Pasaje San Diego-Enrique Greenwell por petición de la Cátedra de la UNESCO.

“Me da mucha pena porque yo puedo pensar en 10 guanajuatenses cuyo trabajo por la conservación de Guanajuato se ha olvidado, que quizás tengan más méritos que lo que yo he hecho”, comentó. 

Cabe decir que su libro “El Teatro Juárez y yo” surgió con la intención de dejarle un legado a sus hijos, “para que supieran qué hacía su papá cuando salía a trabajar”. Sin embargo, se convirtió en un texto clave para la reciente restauración que el Gobierno del Estado le hizo al Teatro Juárez. Donde, si bien no participó activamente, sí le dio charlas a los jóvenes que realizaron los trabajos.

Entre sus trabajos y obras de restauración están:

  • Restauración de la antigua “Casa Smith” para la adecuación el Museo Iconográfico del Quijote 
  • Remodelación de las fincas contiguas al Museo del Pueblo 
  • Restauración del Teatro Juárez en diferentes etapas y ocasiones
  • Restauración de la capilla en la ex hacienda de Santiago en León 
  • Proyecto y consolidación para el remozamiento y peatonalización de la Plaza de la Paz
  • Reposición, restauración y consolidación de la cantera, rejería y paramentos del muro atrial de la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato 
  • Dignificación del puente de Tepetapa
  • Proyecto arquitectónico y ejecutivo de rescate, conservación y recuperación del Río Guanajuato en su tramo Noria Alta- Motel Laurel en la ex hacienda de beneficio y el Camino Real de Marfil.
  • Restauración del Mesón de San Antonio
  • Intervención y restauración en varias ocasiones y etapas de la Alhóndiga de Granaditas 
  • Restauración de los portales Allende y Guadalupe en San Miguel de Allende 
  • Restauración del Templo de Nuestra Señora de La Luz en Abasolo 
  • Limpieza y restauración de la escultura de Cristo Rey en Silao
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Enrique Carlos Greenwell Castillo. Foto: María José Soto.

Enrique Carlos Greenwell Castillo. Foto: María José Soto.

Enrique Carlos Greenwell Castillo. Foto: María José Soto.

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