Durante años, el cine y la televisión han utilizado la Rueda de la Fortuna como el emblema de las ferias, por lo que es casi imposible imaginar uno de estos eventos sin juegos mecánicos.
Están los clásicos y más recordados como las montañas rusas, los carruseles y los autos chocones, pero la Feria de León cada año sorprende con juegos colosales que nos obligan a voltear hacia arriba, pues su altura y los gritos de la gente llaman la atención.
Periódico AM hizo un recorrido por los juegos más extremos de la feria para conocer un poco más detalle su funcionamiento y saber con qué experiencia se va la gente después de una buena sacudida.
El Titán
Es uno de los juegos más altos de la feria junto con su hermano Coloso. Ambos tienen una altura de 55 metros y consisten en un mástil giratorio que en los extremos tiene hileras de asientos, en donde caben 16 personas.
Víctor García, operador del juego, comentó que es muy común que la gente vomite o se desmaye en este juego, por lo que se cuenta con un botón de emergencia para detenerlo cuando es necesario bajar a alguien y darle atención médica.
Aunque desde la entrada el juego especifica que está prohibido subirse con objetos personales, la gente no siempre hace caso. “La semana pasada se cayó una cartera, que por la fuerza rompió un vidrio, pero además se arriesgan a perder sus cosas”, platicó Víctor García.
El recorrido del juego consiste en dos vueltas y antes de bajar se deja a cada grupo de personas suspendidas en lo alto, por lo que además de la adrenalina, se puede disfrutar de una vista inigualable.
Gladiador
Jesús Galván, quien opera el Gladiador este año, aseguró que este juego es el único en su tipo en México, por lo que es muy popular en la feria.
Tiene una altura de 27 metros ya con la ‘araña viva’ y puede alcanzar una velocidad de 120 kilómetros. Cuenta con cinturones de seguridad y pecheras, aunque eso no evita que la gente se desmaye o vomite en algunas ocasiones”.
Los operadores ya están acostumbrados a estas situaciones, por lo que saben cómo reaccionar, aunque de igual manera siempre le llaman a los paramédicos.
Jesús Galván dice que se sube diario a disfrutar del juego, en el que la estructura de araña donde van sentados los pasajeros da una vuelta de 360°.
Top Buzz
Aunque no es tan alto como sus vecinos, pues se eleva apenas a 20 metros de altura, este juego ha hecho que algunas personas se echen para atrás y pidan bajarse justo antes de empezar.
Así lo contó Jorge Morales, quien disfruta de trabajar en este juego por las reacciones de las 30 personas que se suben en cada vuelta y que pueden estar completamente tranquilas en cuanto a su seguridad, pues las pecheras de seguridad no se abren antes de tiempo, incluso si el juego se llegara a apagar.
Kamikaze
Es otro de los clásicos que ha perdurado en el gusto de la gente. Su estructura de martillo brinda un poco más de seguridad pues, a diferencia de los otros juegos, las personas van encapsuladas en lugar de quedar al aire libre.
Pero la tranquilidad termina cuando la gente termina con el asiento de cabeza en la parte alta.
DE VIVA VOZ: les encanta adrenalina
Iker Pedroza: El Top Buzz empieza leve, pero hubo un momento donde giró demasiado y sentí que ya no podía moverme. Cuando nos pusieron de cabeza sentí que me podía caer, también tuve miedo porque veía las cosas muy cerca y sentía que me podían pegar, pero sí me gustó.
El Titán ha sido mi juego favorito, me pareció más leve, está más alto, pero no giras tanto”, mencionó.
Zoé Rodríguez: Me subí al Gladiador, es el más grande al que me he subido. Se siente padre cuando te ponen boca abajo y aunque me dio miedo si me volvería a subir porque está muy divertido.
Dylan Rodríguez: Es el juego más extremo, me gustaron las cosquillas que se sienten en el estómago, pero no sé si me volvería a subir, como que sí y como que no.
Eduardo Scherzer: El Kamikaze está muy intenso, se siente mucha presión, pero estuvo divertido.
Liliana Escoto: El Kamikaze se siente padre, pero se te sube la sangre a la cabeza, También me gustó mucho el Titán.