Desde el año 2009, la Feria Nacional del Libro de León ha condecorado la trayectoria de autores, tanto nacionales como internacionales, con el reconocimiento Compromiso con las Letras.
La trigésima quinta edición que inicia el próximo viernes 17 de mayo arrancará, como ya es tradición, con la entrega del galardón, que en esta ocasión tan especial será para la periodista y escritora española Rosa Montero.
Autora de más de una decena de novelas, periodista y editora en El País, columnista de periódicos internacionales, maestra de escritura creativa y otras artes, Rosa Montero tendrá una participación muy activa durante la Fenal, pues además de estar presente en la inauguración, presentará su última novela “El peligro de estar cuerda” y dará más conferencias.
AM platicó con la galardonada sobre sus más recientes trabajos y su percepción de la escritura, la vida y el mundo a través de sus ojos de creadora.
¿Qué representa para ti, en este punto de tu carrera, recibir el reconocimiento Compromiso con las letras?
Lo siento como un abrazo, como un beso, como algo que te hace sentir una cierta seguridad sobre lo que estás haciendo, porque a todos los artistas, dicho con “a” pequeña, nos pasa al margen de la calidad de la obra que tenemos como una inseguridad perpetua.
El mayor enemigo, siempre cuando doy clase de escritura creativa lo digo, es el enemigo interior, es ese yo que te susurra “no vales, no sirves, no vas a saber hacerlo”, y estamos siempre muy agobiados, aparte de que no hay una vara de medir, que te indique que lo que estás haciendo está bien o que sirve para algo.
Imagínate, por ejemplo, ser novelista y sentarte en una esquina de tu casa durante horas, semanas, meses, años a inventar mentiras. Es una actividad estrafalaria que verdaderamente todo el mundo podría hacer: sentarse a inventar mentiras. Entonces, ¿por qué va a tener sentido hacer algo así? Estos premios la verdad es que curan un poco esa especie de herida de inseguridad y son maravillosos.
Yo me siento muy querida en México y esto para mí es como un abrazo muy muy grande.
¿Qué implica estar en “compromiso” con las letras?
Es en realidad una obsesión, todos los novelistas, sobre todo, somos unos obsesivos porque si no, no estaríamos ahí el tiempo que te lleva una novela. La novela es una carrera de larga distancia y tienes que estar verdaderamente obsesionado con hacerla, con terminarla para poder aplicar tantas horas que te impiden salir con los amigos, tratar a la familia, el tiempo que quisiera salir a yo qué sé, yo que soy montañera irte al monte, ver Netflix, etcétera.
Entonces es un trabajo porque realmente no puedes hacer otra cosa y es una maravilla, por otro lado. Yo como la mayoría de los novelistas empecé a escribir de niña, así que desde que me recuerdo como persona, me recuerdo escribiendo.
Parafraseando a Monterroso, cuando desperté a la vida, la literatura ya estaba ahí. Forma parte de lo que yo soy, es una construcción de mi personalidad básica y no sabría vivir sin eso, o sea que más que compromiso es una necesidad esencial.
En tu obra “El peligro de estar cuerda” hablas del estado mental del artista, ¿crees que la locura es inherente a la creatividad?
Esto se lo han preguntado los seres humanos desde hace milenios, de hecho Aristóteles ya se lo preguntaba. Es una de las grandes preguntas de este libro y la respuesta es NO.
Todos los expertos y toda la gente que se ha ocupado de esto, dicen claramente que la locura no te hace artista, al contrario, te deshace, entendiendo que lo que conocemos por locura es una psicosis grave.
Dice Eric Kandel, Premio Nobel de Medicina, que todo trastorno mental se debe a un fallo en el cableado neurológico, en la manera en que las neuronas se conectan unas con otras.
El cerebro de la gente que nos dedicamos a estas cosas artísticas también tiene un cableado distinto al de la mayoría de la población, entonces lo que a mí me parece es que entre la gente que tiene trastornos mentales y la gente que nos dedicamos a cosas creativas, pues hay una diferencia cuantitativa y no cualitativa; es decir que los fallos del cableado de la gente con trastorno mental son catastróficos, mientras que las peculiaridades del cableado de la gente que nos dedicamos a esto, no desconectan el cerebro de esa manera.
¿Qué opinas de qué históricamente a los hombres los enaltece la figura del “artista atormentado” mientras que para las mujeres el estrado de “locura” es negativo?
Hasta hace poco simplemente a las mujeres no se nos permitía una pluralidad de modos de vida. Se nos tenía encerradas tradicionalmente en un molde pequeñito; ni siquiera se la dejaba trabajar, hasta principios del siglo XX no podíamos estudiar en las universidades, hasta mediados del siglo XX no podíamos ni votar, digamos que estábamos encerradas en un rol social estrechísimo por eso cualquier divergencia del rol social era una locura, era una monstruosidad.
El hombre ha tenido tradicionalmente un abanico de posibilidades del ser mucho más grande, pero en nuestro mundo occidental ahora está muchísimo más igualado; es decir, se nos considera locos a todos los que salimos divergentes de la norma. Mi libro no solo habla de los artistas, sino que habla del trastorno mental en general.
Una teoría mía es que hay mucha más gente, no solo los que nos dedicamos a cosas artísticas, sino mucha más gente que tiene ese cerebro cableado distinto, por ejemplo, la gente que necesita leer para vivir, que para ellos la lectura es esencial.
Pero además el libro habla de que no existe la normalidad; nos engañan y nos dicen que es sinónimo de lo más habitual, de lo más común y es mentira.
En un estudio que hicieron en la Universidad de Yale en 2018 en Estados Unidos, encontraron que la normalidad no es más que la media estadística de todas las respuestas de los seres humanos frente a un tema.
En la novela, otra de las grandes historias que nos platicas aquí es de la impostora que hubo en tu vida, sabemos que hay partes ficcionalizadas también, pero en esa situación ¿qué tan tanta imaginación hay en la realidad y viceversa?
A lo largo del libro corre una historia con una impostora mía. Cuando tienes un perfil público, es fácil que aparezcan impostores a mí me sigue pasando que de repente sale un Facebook con mi nombre.
Lo peculiar de esta impostora es que se prolonga durante 40 años en el tiempo. Parte de las historias de esa impostora que se cuentan son totalmente ciertas. Es una verdad notarial; de la que uno notario podría dar fe.
Algunas de las partes que parecen más absurdas y más imposibles son totalmente ciertas y otras partes son ficción, no voy a decir qué partes son las verdaderas y que partes no.
La parte de ficción de estas historias es para mí de los momentos más verdaderos del libro, en el sentido de una verdad profunda porque con eso yo intento transmitir mi visión de la vida.
Para mí la realidad es en gran parte fantástica, o sea, lo que llamamos realidad tiene muchísimo de imaginario. Es una creación social y cultural, además la creación de nuestra realidad nos la inventamos. La memoria es una construcción donde se basa la identidad.
Por último, Rosa Montero realizó una invitación para que la acompañen en las actividades que tendrá en la Fenal los días 17 y 18 de mayo.
“Amigos queridos, mexicanos y mexicanas, voy a estar prontito ahí con vosotros. Ojalá, podáis venir a la feria, lectores y lectoras de este estupendo periódico, y podamos vernos”, se despidió.
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