En el imaginario colectivo la figura del pachuco es representada por el comediante Germán Valdés “Tin Tan”, pero no deja de ser eso, una representación.
A manera más bien caricaturesca, el actor adoptó la vestimenta y forma de hablar de los pachucos para crear un personaje, dejando casi de lado el movimiento social que existía detrás de la cultura mexicoamericana.
Y si la verdadera figura del pachuco se diluyó de esta manera, no es de extrañarse que más ignoradas aún fueran las pachucas; las mujeres que fueron parte de dicho movimiento.
Cuando la bailarina y coreógrafa, Vanessa Sánchez, comenzó a cuestionar su sentido de pertenencia realizó una investigación que la llevó a encontrar afinidad con la cultura de las Pachucas.
Nacida en California pero hija de una fuerte herencia veracruzana, Vanessa transformó su investigación en un espectáculo que fusiona las dos culturas entre las que siempre ha oscilado.
“Pachuquismo”, que se presentará la próxima semana en Irapuato y Purísima del Rincón, es un espectáculo que combina son jarocho, jazz, tap, zoot suit y las historias de las mujeres que pertenecieron a este movimiento.
La coreógrafa y directora de “Pachuquismo” platicó con AM sobre este espectáculo y realizó la invitación a que no se pierdan de esta experiencia interdisciplinaria.
P: ¿Cuál es tu conexión con el tema de pachuquismo que te llevó a crear el espectáculo?
R: Nací y crecí en California, pero me crié con mis abuelos que son de Veracruz. Inicié a bailar tap desde muy niña, a los 3 o 4 años, el tap ha sido una parte muy importante para mí, pero también crecí con el son jarocho del estado de Veracruz.
No fue hasta el 2005 que empecé a indagar más sobre el son y en 2009 me mudé a Xalapa, Veracruz para aprender más sobre él.
Al involucrarme más en mi carrera como coreógrafa y artista me di cuenta de que quería incluir más mis habilidades para crear obras con profundidad social para generar un cambio.
Una cosa más, es que en Estados Unidos siempre me vieron como la “bailarina mexicana”, pero cuando iba a México era “la gringa”, así que me encontraba en un espacio similar al que descubrí que tenían las pachucas; estaba entre dos culturas.
Las comunidades de mexicoamericanas durante la Segunda Guerra Mundial también se encontraban en este espacio, eso fue lo que me atrajo más a este tema.
P: La cultura popular conoce a los pachucos; dentro de tu investigación, ¿qué descubriste de las pachucas y cómo contribuyen a la cultura estadounidense?
R: Es una gran pregunta, porque efectivamente conocemos más de los pachucos en la cultura popular; las películas y revistas se enfocan más en los varones y las mujeres siempre se encuentran únicamente en la parte de atrás, como las ‘Arm Candy’, más un estereotipo de belleza.
Hice mucho trabajo de investigación en periódicos y artículos de los cuarentas dentro de la biblioteca de Los Ángeles y sobre todo enfoqué mucho mi trabajo en el libro que se llama “La mujer en el Zoot Suit”, de Catherine Ramírez.
En esta investigación descubrí mucha información sobre las mujeres, las pachucas; por ejemplo, hubo un grupo de mujeres que sin un juzgado fueron detenidas y las enviaron a un internado hasta los 21 años, entonces quise dar a conocer no sólo lo dramático de la historia, sino también sobre la resistencia que significaba que estas mujeres no se acondicionaban a la cultura anglosajona de esa época; se encontraban dentro de una cultura mexicoamericana, pero no aceptaban las normas de esta cultura anglosajona.
P: ¿Cómo logras relacionar esta cultura con el son, el tap y el jazz, qué tienen en común?
R: Fue a partir de mi propia experiencia como mexicoamericana y de la investigación de los zoot suits, de cómo inició como movimiento.
El tap, por ejemplo, es una cultura afroamericana e inició como una forma de resistencia en la cultura de Estados Unidos. En relación con eso también está el jazz, que viene de la cultura afroamericana y de la resistencia en los años cuarenta, al igual que el zoot suit, que viene de la tradición del jazz.
Ahora los jóvenes mexicanos adoptaron el zoot suit para adentrarse también en esta cultura y ser parte de esta comunidad.
Por otro lado, está la representación de la cultura mexicana, dentro de la fórmula mexicoamericana. Encontré una conexión muy fuerte, gracias a mi conexión personal con la cultura veracruzana y así la aceptación de una cultura mexicana dentro de la cultura chicana.
Y pensé en unir estas tradiciones para crear una fusión artística polirrítmica chicana.
P: ¿Qué veremos en este espectáculo?
R: Encontraremos a nueve artistas en el escenario, siguiendo la tradición del fandango, que me gusta mucho, pues viene de la tradición del son, que es esta fiesta con música, baile y rimas; tenemos bailarines y músicos, y venimos a unirnos sobre el escenario para hacer un intercambio de disciplinas.
De esta manera traemos el tap, el son jarocho y elementos de la cultura afrocaribeña al lado de una banda con música de jazz y música influenciada del son, como La Morena y La Bamba, pero con versos originales de las historias de las pachucas de los años cuarenta creados por la maestra Laura Rebolloso.
Y por último contamos con imágenes audiovisuales de artículos originales de los periódicos de los años cuarenta, acompañados de una voz narrativa que cuenta la historia, así como también vestuarios que se realizaron tomando en cuenta la vestimenta real que se utilizaba en esos años y no caricaturizar.
P: ¿Qué impresión esperas que se lleve el público?
R: Creo que es una mezcla de muchos elementos; primero es una herramienta de educación. La visión de la compañía es contar historias, educar sobre estas historias que no son vistas y al mismo tiempo crear espectáculos visualmente atractivos.
Queremos compartir estas historias, esta información, elevar a estas personas que no son nombradas y contar sus historias reales, además de aprender de nuestro público. Una de nuestras visiones es aprender y crear comunidad con nuestro público para conocer el impacto.