Apenas concluyó la licenciatura en Artes Visuales, los proyectos profesionales llevaron al fotógrafo Rodrigo Cruz a enfocarse en los temas de derechos humanos y medio ambiente.
Hoy, a más de 20 años de iniciar su carrera, el artista ha colaborado en medios como The New York Times, The Washington Post, Le Monde, CNN World, The Wall Street Journal, National Geographic y más.
En todo este tiempo, Rodrigo ha documentado diferentes movimientos sociales y ambientales como la migración, la frontera, la crisis política de Honduras, los colectivos de madres buscadoras, la tala de árboles en el Amazonas, la extracción de oro en Perú, por sólo mencionar algunos de los temas que su lente ha registrado.
Con un portafolio tan extenso, variado y con una amplia carga de denuncia social, el fotógrafo actualmente se encuentra planeando una exposición en Bóveda, Entorno de Arte, espacio independiente ubicado en el corazón del Barrio Arriba.
Antes de trasladarse de vuelta a la UNAM para realizar un posgrado, Rodrigo Cruz platicó con AM sobre su trabajo, sus experiencias y la planeación de su próxima exposición.
P: ¿Cómo te introdujiste en los temas de derechos humanos y medio ambiente?
R: Cuando salí de la universidad tuve la oportunidad de ir a Guerrero para trabajar en una organización que se llamaba Promedios de Comunicación Comunitaria, comencé a colaborar con ellos en la capacitación de video en comunidades indígenas.
Ahí mismo hay una organización que se llama Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan y con ellos hicimos un seguimiento de distintos casos, donde yo me encargaba de documentar esos casos de manera visual en fotografía y vídeo. Poco a poco fue creciendo mi red para colaborar con otras asociaciones.
P: A partir de ahí, ¿qué temas has trabajado?
R: Entre los temas que he trabajado están la migración interna de jornaleros agrícolas, que son comunidades completas que son trasladadas para trabajar en los campos agrícolas del norte por ejemplo en Culiacán, Baja California o aquí mismo en Guanajuato y después comencé a trabajar con la migración internacional centroamericana.
También trabajé en Perú con el tema de la extracción ilegal de oro en los Andes y documenté la tala en la Amazonía peruana.
Hice un trabajo muy pequeño sobre refugiados sirios aquí en México cuando la guerra de Siria estaba activa, entre muchos temas en estos 20 años de trayectoria.
P: En el caso de las migraciones, ¿qué es lo que buscas capturar?
R: Para mí es importante documentar todo el viaje y las dificultades que ellos tienen para llegar a su destino, sus situaciones de salud, económicas y laborales.
En el caso de la migración interna de jornaleros agrícolas, ellos viven en una región donde es muy difícil sembrar, el suelo es rocoso y llueve muy poco.
Una fuente principal de ingresos para ellos es la siembra de la flor de amapola, que también ha ido cambiando con el surgimiento de nuevas drogas, y se trata de evidenciar la problemática general de las comunidades que los expulsan.
P: ¿Cómo manejas los temas medioambientales, que en su tenor de denuncia pueden llegar a ser peligrosos?
R: Evidenciar esto creo que es lo más importante, se debe contar y dar a conocer a mucha gente. Suelen ser temas de riesgo, pero como profesional trato de aminorar esos riesgos.
Siempre construyo una buena red de contactos en los lugares, no voy solo, sino con la gente de la comunidad que es quien me abre la puerta y me tiene la confianza, eso también ayuda a hacer un trabajo más honesto.
P: ¿Cómo fue el trabajo que hiciste con el colectivo Buscadoras Guanajuato?
R: El año pasado contacté al colectivo Buscadoras Guanajuato porque también es algo que a mí me interesaba contar desde hace mucho tiempo y no había tenido la oportunidad. Cuando finalmente logramos hacer contacto, surge este proyecto de visibilizar la situación de las madres que están buscando a sus hijos y que la gente sepa lo que está ocurriendo en este país.
Estuve trabajando muy de cerca con las familias de las madres buscadoras y el resultado fue una serie de fotografías donde se les da voz a sus testimonios con audio y texto.
En este momento, esas fotografías están expuestas en gran formato en los paraderos de San Jerónimo, San Juan Bosco y en la estación Delta. La intención era intervenir el espacio público y pensamos en estos lugares por la afluencia de personas, así pueden detenerse a leer los testimonios y reflexionar lo que ocurre no sólo en Guanajuato sino en todo el país.
P: ¿Emocionalmente cómo fue esa experiencia?
R: Es complicado contarlo porque obviamente es un tema muy difícil, muy duro, de mucho sufrimiento las madres que viven en una angustia constante.
Pero al mismo tiempo pasé mucho tiempo con ellas, entonces me compartieron mucho de su vida, de sus pensamientos y se creó un lazo, una cercanía muy profunda.
Tengo la intención de seguir trabajando este tema al menos otros dos años.
P: ¿Qué nos puedes adelantar de tu próxima exposición?
R: Será el 24 de agosto, y este proyecto se da gracias Beto Barajas, a quien conocí en el Museo de Arte e Historia de Guanajuato y me invitó a conocer su espacio, Bóveda.
Aún estamos trabajando en el proceso creativo de selección, pues llevo muchísimos años en la producción de reportajes por lo que tengo mucho material, seguramente serán dos series, la intención es que sea algo grande, para que la gente que asista pueda ver una historia completa.
Me parece importante exponer en Bóveda, Entorno de Arte, porque los espacios independientes están haciendo una labor bien importante, no sólo en la parte expositiva, sino en la formación y difusión.