Algo poco usual en León sucedió el jueves 26 de septiembre cuando jóvenes menores de 30 años mostraron su virtuosismo como cantantes y músicos de Bel Canto, de la mano del escritor y abogado Paulino Loera, quien también presentó su libro “Reflexiones durante la pandemia 2020” en el Restaurante Davino.
La cena literario-musical incluyó un ensamble musical, acompañado de tenores, barítonos, sopranos y mezzosopranos que hicieron estremecer a los más de 80 asistentes, que disfrutan de una cena en tres tiempos que incluyó pasta al tuco, a la mantequilla y a la bolognesa, además de ensalada y arrachera, acompañada de vino.
Poco después de las 9 de la noche, inició la velada a la que asistieron amigos, melómanos, además de lectores del Periódico AM.
La primera pieza del programa fue: “Osole mio” a cargo de David Alvarado, quien fungió esa noche como director musical y artístico.
Entre espacios, se leyeron extractos de “Reflexiones Durante la Pandemia 2020” bajo el título “Escuela para formación de cantantes”.
Entre ellos, la anécdota de la página 73, que dicta: En la Ciudad de México había muchas escuelas de canto a cargo de maestros como Rosario De la Fraga. Se conocían entre sí y haciendo comparación con proporción guardada, eran como los gimnasios o ‘establos de boxeadores’, donde se preparaban por doquier en varios rumbos.
Por Polanco, por Clavería, en la Del Valle, en la Obrera, en el Viaducto Piedad, en la Cuauhtémoc. Y se comentaban los nombres de algunos cantantes que ya integraban los grupos músico-vocales como Los Paladines, Los Chinacos, Los Tenientes de Anáhuac y otros, atribuidos a diversas escuelas.
Después, llegó “Una furtiva lágrima” también con David Alvarado, quien recibió efusivos aplausos tras su interpretación.
“O mio bambino caro” de la mano de la mezzosoprano Karen Pastrano, quien conquistó con su color de voz. La cena y la música, fueron un complemento para el alma.
El duelo de cantantes, se centró en la página 73, que también habla sobre cómo las reservaciones para ser parte de estos duelos, se agotaban desde una semana anterior, porque los comensales sabían que escucharían bella música y diez buenos cantantes.
Paulino contó cómo iniciaban con esas batallas a las diez de la noche, puntuales; la Maestra Rosario los citaba a las nueve para que pudieran calentar la voz con tiempo.
Después, llegó “Barcarola” por parte de Karen Pastrano e Ivette Ramírez; “Al di la” con Antonio Aldape; “Chitarra romana” a cargo de Antonio Aldape; “Quando m’en vo” con Ivette Ramírez; “Core ‘negrato”, “Nessun dorma” de nuevo, con David Alvarado; y por último “Parlami d’amore mariu” con Antonio Aldape; y las esperadas “Bridisi”, “Tutti” y una de las más ovacionadas, “Dime que sí” a cargo de Paulino Lorea.
Tras el éxito de la velada, Lorea reveló que hay interés por repetir la experiencia, una que evocó aquellos nervios de la juventud, y revivió los recuerdos de las enseñanzas de la Maestra De la Fraga.
Invitados, amigos y familiares, se tomaron fotografías, pidieron firma de libro, para después, despedirse en una noche lluviosa que se cobijó con las melodías más selectas de esa noche.