León, Guanajuato. Hace 15 años Eduviges Velázquez Castellanos, vivió su propia pandemia, al perder a su esposo, suegros, papás, hermana y una tía; todo en un lapso de tres años y medio.
Su esposo Roberto Mena falleció en un accidente, sus suegros por su edad, papás, hermana y tía por enfermedad.
Eduviges recordó que cuando se casaron, su esposo le dijo que en el trabajo del rancho no debía involucrarse, porque era trabajo de hombres y no quería que le faltaran al respeto.
Siete años más tarde, tuvo que tomar las riendas del rancho de producción lechera, negocio que pasó de su suegro a su esposo y después a ella, al quedar viuda.
“Me encontré con mi verdadera pandemia, un negocio que no conocía, un mundo de hombres en el que no me aceptaron tan fácil”, dijo.
Al quedarse al frente del negocio muchos de los trabajadores renunciaron, se quedó sin casa y con dos hijas pequeñas.
Entré preguntando a los trabajadores, cómo te llamas, cuánto ganas y qué haces, para qué sirve todo”, refirió.
Velázquez Castellanos destacó que en ese momento, la importancia del trabajo inculcado por su familia la hizo salir adelante, siendo sus hijas el motor. “Me sé inteligente y trabajadora”.
Antes de convertirse en ganadera, construyó casas, colaboró en una carnicería, trabajó en el IMSS, pero del campo no conocía nada, reconoció.
Desde hace 60 años la producción del rancho Agua Azul 422 ha sido lechera, al ser socios de Alpura, toda su producción era de forraje y crianza de ganado.
Expuso que al inicio fue muy difícil quedarse al frente, en ese momento la pasteurizadora Alpura le ayudó con la asesoría.
Eso me ayudó para salir adelante y aprender en el camino”.
Con el tiempo, la empresaria ha sumado agave, cebolla, maíz y chile, de lo que ha obtenido hasta 165 toneladas por hectárea. La producción de su agave y cebollas es para el mercado de exportación de manera indirecta.
Cuenta con un espacio de 94 hectáreas, la propiedad es vecina del seminario mayor en San Pedro del Monte.
Detalló que para los hombres fue difícil aceptarla, sin embargo, ella se ha dado a respetar como empresaria, dando un toque fememino. Incluso su trabajo ha inspirado a las esposas de otros colegas.
Me gustaría ser una persona que destaque en este ramo”.
Señaló que en la agroindustria se enfrentan muchos retos como: plagas, robos, sequías, trato con otros empresarios, pero ha logrado combinar todos sus roles. Con ella trabajan 15 personas de manera directa y 20 externos.
Entre los planes a futuro, Velázquez Castellanos quiere sumar productos de invernadero como jitomate y fresa.
De sus papás aprendió el respeto a los trabajadores, cumplir la palabra y ser honesta, valores que aplica tanto en el negocio como en lo personal.
Consideró que uno de los sacrificios de su trabajo ha sido el tiempo con sus hijas.
Al mismo tiempo que perdieron a su papá, me perdieron a mí porque salí a trabajar”.
El año pasado Eduviges decidió postularse para empresaria del año 2021, cumplió con los requisitos y ganó. Obtener el galardón fue un éxito compartido con sus trabajadores, dijo.
En ese momento me doy cuenta de que lo que vale no es un título, ni una profesión, sino el desarrollo personal y empresarial”.
A las mujeres les dio un mensaje: la pandemia vino a recordar la fortaleza que tenemos las mujeres. Nada nos puede detener, ni los problemas, ni nada, tenemos la voluntad y la entereza para salir adelante.
Frase:
Dos cosas recibí del premio, la admiración de mis hijas que vale oro y del sector agricultor y ganadero; el trabajo de sol a sol, vale la pena”. Eduviges Velázquez Castellanos, Empresaria del año AMEXME 2021