Para que una empresa pueda mantenerse y ser exitosa requiere poseer una salud financiera. Nada sencillo. Este bienestar económico se refiere a cumplir con las obligaciones financieras del presente sin que exista una incertidumbre en el futuro financiero del negocio y libertad de planificar.

Existen una serie de métricas para medir la salud financiera, en este caso de una empresa. Liquidez, solvencia, eficiencia operativa y rentabilidad son los 4 conceptos principales que pueden definir qué tan sanas son tus finanzas.

La liquidez es la capacidad de hacer frente a sus obligaciones financieras. Significa la suficiencia para disponer de dinero en efectivo. Los deberes de la empresa se centran bajo este término en costear la producción y mantener activa la producción. Si una compañía tiene inconvenientes con su liquidez, es muy probable que cierre.

Para evitar problemas de liquidez existen diferentes opciones que cada ente empresarial puede explorar para mantener e incrementar el flujo de efectivo. Entidades financieras como PREMO pueden facilitar diferentes soluciones que no ahoguen los números empresariales.

La solvencia implica cumplir con obligaciones de deuda o inversión en cualquier momento. La solvencia va de la mano con la liquidez. Si una empresa requiere de dinero y para ello de vender o cambiar activos por efectivo puede poner en riesgo esa solvencia que se caracteriza por brindar estabilidad a un proyecto empresarial. Cuando un negocio funciona por medio de varios socios, tiende a mantener una solvencia a largo plazo.

 

En el caso de la eficiencia operativa se puede medir mediante un indicador llamado margen operativo. Es una planificación estratégica basada en las necesidades de su público objetivo y clientes potenciales con la finalidad de maximizar la calidad de productos y/o servicios que una empresa puede ofrecer optimizando la producción y los recursos disponibles. Una buena estrategia de operaciones brinda a la compañía reducción de errores y excelentes estándares de calidad.

La rentabilidad hace referencia al beneficio promedio por la totalidad de las inversiones realizadas. Entre mayor sea ese porcentaje es más grande el éxito de inversión. Por ejemplo, si una empresa en un año consigue 10% de rentabilidad significa que ha ganado 10 pesos por cada 100 invertidos.

La evaluación permanente de estos cuatro conceptos pueden determinar qué tan buena o no es la salud financiera de un negocio. Test que puede variar en el corto y en el largo plazo dado la explicación de las variables que existen en cualquier rubro comercial.

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *